Acabo de pillar un “pequeño”
resfriado que no alcanza, de momento, categoría de gripe.
Espero que no se le suba los humos y llegue a ascender a la
categoría A, versus H1N1. El brusco cambio de temperatura de
un día para otro afecta bastante. Más de lo que uno cree.
Escribiendo sobre la gripe, se confirma que las muertes
ocasionadas por la gripe A (H1N1) se centra en personas que
están previamente enfermas de manera crónica, aunque la
verdad es que pueden morir más por la enfermedad que llevan
consigo que por la propia gripe. Cragarle el muerto al virus
no cuesta más. Se mueren al fin y al cabo.
A mí me suena más como campaña publicitaria con vistas a
incrementar el negocio que a otra cosa.
Meter el miedo en el cuerpo; grandes titulares sobre las
muertes causadas por la gripe A; aseveraciones de que no es
tan grave como aparenta con segundas intenciones (ya sabemos
que al decir NO, queremos decir SI).
A la hora del despliegue de vacunas se verá el auténtico
boom del tema: gente que corre despavorida hacia las
farmacias al objeto de obtener la vacunita a cualquier
precio; madres temerosas de que sus retoños acaben cazando
al dichoso bichito griposo, ya sabemos que los niños son
amantísimos con los bichos, y sumando a los gastos escolares
el importe de la vacuna, aunque para ello tengan que pedir
hipotecas ahora negadas.
Como si lo viéramos: ambulatorios llenos a rebosar con toda
la fauna humana de todas las razas y religiones en busca del
pinchazo supuestamente salvador. Enfermeras y enfermeros
mareados como perdices en intentos de tranquilizar al
personal y vacunados de antemano pero no por ello exentos de
ser portadores del virus “hacheunoeneuno” que suele tener un
cambio de humor, el susodicho virus, verdaderamente
predecible: se cambian de sitio sin pasar por el padrón de
habitantes.
Médicos afirmando a los pacientes que no corren peligro, sin
aclarar si se refiere a ellos mismos o a los pacientes, y
asegurándoles que no merece vacunarse si no está enfermo de
manera crítica…
Ministra que afirma que los sanos no necesitan la vacuna, de
momento, sin entrar en consideraciones de que el virus
“hacheunoeneuno” aprecia más un cuerpo sano que enfrentarse
a otros virus huéspedes de antiguo.
Gente con la mirada perdida, a causa de estar paranoica por
culpa del terror desatado con el susodicho virus, que se
enfrenta airadamente a los funcionarios sanitarios con
demandas de derechos supuestamente contemplados en tal ley y
tal decreto.
Directivos de industrias farmacéuticas frotándose las manos
debido a la publicidad gratuita que les hacen los Gobiernos
y los medios de comunicación, confirmando que el cuento de
la lechera es una patochada. Alargando a sabiendas la
presentación de su ya famosa vacuna al objeto de que se
extienda por completo el terror griposo.
Todo eso me parece manipulación política con el único fin de
incrementar los gastos familiares para beneficio de unos
industriales listillos que dan comisiones a través de medios
ocultos.
¿Cómo es que todavía no encuentran remedios contundentes
contra los resfriados?, es sencillo averiguar el por qué…
porque si ofrecen los remedios que curen permanentemente los
resfriados se quedan sin pasta. Les conviene que cada
persona atrape el virus de vez en cuando para que su
bolsillo no se vacíe nunca, salvo si le toca el turno de
dejar éste mundo y no precisamente porque se haya resfriado.
Para éstos si existen los remedios. Se lo aplican ellos
mismos, en plan comunista de última hora: yo lo produzco, yo
me lo como.
En definitiva, que el cuento de la lechera parece que esta
vez tendrá un final no escrito. Tanto va la gripe al cuerpo
que se rompe el cuerpo y se llena el depósito bancario.
Bueno, entretanto y en medio de este caos
político-sanitario, a la santa Iglesia católica, apostólica
y romana le ha salido un nuevo virus que se llama Iglesia
progresista.
De nuevo vuelven los “progres” a la curia. Enhorabuena.
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