Decía el economista inglés John Stuart Mill que no existe
mejor prueba del progreso de una civilización que la del
progreso de la cooperación. Y en España, al menos en eso,
progresamos adecuadamente y las estadísticas sentencian que
somos uno de los países más solidarios del mundo. En el Día
Internacional del Cooperante toca rendir tributo a todas
esas personas que apuestan por la cooperación y la entrega
del trabajo diario para ayudar al otro. En Ceuta hay muchos,
pero son tres entidades las que trabajan en este campo por
encima de todo: Cruz Roja, Digmun y Cruz Blanca.
La primera, una asociación humanitaria de ámbito
internacional que cada año desarrolla programas de
cooperación. Más de 240 misiones en todo el mundo y más de
dos millones de personas atendidas en ellas. En Ceuta
también desarrollan varios programas. El país más cercano
que recibe esta ayuda es Marruecos gracias a la colaboración
de Cuz Roja con la asociación ‘Al-y-abail’ para la cultura,
el desarrollo y los trabajos sociales. Además en el sur de
Marruecos se ha contribuído a poner en marcha una escuela
para niños y un dispensario médico. Desde la entidad,
Germinal del Castillo, responsable de Comunicación, afirma
que el perfil del cooperante ha ido variando y si bien es
verdad que nunca sobran manos “cada vez más se requiere una
formación más especializada que cumplan con un trabajo
riguroso que no se somete a improvisaciones”.
La dignidad de ayudar al otro
Digmun, que luce desde hace apenas una semana una medalla de
la Autonomía que reconoce su labor, insiste en que todas las
manos son pocas para seguir trabajando por gente, aquí y al
otro lado de la frontera. Sus proyectos atestiguan sus
principios: “la acción humanitaria es un gesto solidario de
sociedad civil a sociedad civil, cuya única finalidad es
aliviar el sufrimiento y preservar la vida de otros seres
humanos durante un periodo crítico”. La ONG mantiene sus
puertas abiertas permanentemente para la recogida de
material escolar, ropas, mantas y cualquier cosa que haga
posible ese alivio al que lo necesita.
Cruz Blanca y sus casas
Y la cooperación tiene también en la Iglesia parte de su
camino para llegar al amparo del que lo necesita. En Ceuta
los hermanos Franciscanos de Cruz Blanca se acercan al
necesitado y abren las puertas de sus casas para
proporcionarles un hogar. El padre Aurelio, director de las
casas en Ceuta y Marrucos, explica que sigue habiendo “mucho
trabajo que hacer y necesitamos cooperantes a diario porque
ofrecer esperanza al que no la tiene es tarea de todos”.
Siguen haciendo falta manos pero también techos para cobijar
al desamparado.
Esperan abrir en octubre una nueva casa en Alhucemas para
ayudar a niños con muchas posibilidades de terminar viviendo
en las calles e integrarlos en la sociedad. Además
auxiliarán con un pequeño botiquín a centenares de personas
a diario que acudan a ella. El hogar, será permanente para
que vivan allí internos deficientes. La de Alhucemas se une
a la de Tánger, a la de Tánger la de Ceuta, a la cooperación
de Cruz Blanca la de Cruz Roja, a la de Cruz Roja la de
Digmun, a la de Digmun la de Cáritas y así infinitamente
hasta terminar “en uno mismo. Si todos dedicáramos un poco
de nuestro tiempo a ayudar al que lo necesita, todo iría
mucho mejor”, animan desde Digmun.
Y los cooperantes son los verdaderos ejemplos de lucha que
realmente piensan que un hombre solo tiene derecho a mirar a
otro hacia abajo cuando va a ayudarle a levantarse. Todos
somos cooperantes.
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