La Ciudad se plantea, frente al grave problema de la
continua acumulación de toda clase de vertidos en el entorno
de los polígonos del Tarajal, la adopción de medidas más
“contundentes” para sancionar estos comportamientos
“incívicos”. El entorno del nuevo hospital, la vaguada del
arroyo de las Bombas o la carretera de los polígonos están
llenos de desperdicios. Esta falta de conciencia, que desde
la Consejería de Medio Ambiente no se atribuye a los vecinos
de las zonas afectadas, sino a personas que “vienen de
fuera” a arrojar residuos, no puede atajarse sólo con la
limpieza, que según destaca la consejera Yolanda Bel, es
“diaria”.
”Llegados a estas alturas entiendo que sólo a través de
sanciones muy fuertes y muy contundentes puede erradicarse
este problema”. Esta es la frase, cargada de cierta dosis de
impotencia, con la que la consejera de Medio Ambiente y
portavoz del Gobierno, Yolanda Bel, responde a la pregunta
sobre los graves problemas de acumulación de toda clase de
vertidos en el entorno de los polígonos del Tarajal. “Es
casi imposible, imposible -recalca la consejera- que se vean
los resultados de la limpieza, que es diaria, porque en
cuestión de horas vuelve a estar todo exactamente igual que
antes de limpiarse”.
Bel considera asimismo que es “difícil” por parte la Policía
Local “poder “localizar a los responsables de estas acciones
y sancionar”, pero a su modo de ver “habrá que reforzar”
esta labor de “vigilancia” porque “después de lo que se está
haciendo, de la poca conciencia y del dinero que se está
gastando la Ciudad en la limpieza diaria y continua de ese
entorno”, sólo el mencionado endurecimiento de las sanciones
parece que puede ayudar a atajar este problema de salubridad
y de contaminación medioambiental que se da en una parte de
la ciudad.
La responsable de Medio Ambiente subraya que “hay brigadas
específicas para esa zona a diario, pero se da una falta de
conciencia total y absoluta, y no me refiero sólo a las
personas que puedan vivir allí, que colaboran a que poco
podamos hacer, sino a ‘vespistas’, en la mayoría de los
casos, o algunas empresas que se dedican a través de
conductas incívicas a desplazarse a esa zona para verter
escombros o cualquier tipo de residuos”. Para Bel, este
círculo vicioso es “un despropósito total y absoluto” y
obliga a la Ciudad a realizar, “un gasto muy importante”.
Concienciación
En cuanto al origen de esta situación, Bel apunta también al
vecino país, pues “Ceuta tiene el problema de residuos no
sólo del comercio fronterizo, de escombros y ‘vespistas’,
que lo tiene, sino que también de Marruecos se trae residuos
aquí, desde vehículos a aparatos eléctricos, de todo”.
En lo que respecta a la actitud de los habitantes de las
barriadas contiguas a los polígonos, algunos de los cuales
denunciaban a El Pueblo lo “lamentable” de esta situación,
Bel subraya que “algunos colaboran a que aquello esté limpio
y hay otros que no”. “Ahora bien, aquellos vecinos que están
teniendo su conciencia cívica y están colaborando en estas
labores tienen que verse perjudicados por los otros, unos
que viven en la zona y quienes vienen de otros lugares a
depositar todo tipo de residuos”, apostilló.
Uno de estos vecinos concienciados, Mohamed, que lleva,
explica, siete años viviendo en la zona del arroyo de las
Bombas, describía la situación en pocas y claras palabras:
“Aquí echan escombros por la cara”. Además, Mohamed advertía
de otro peligro, pues “muchas de estas cosas las tiran desde
arriba, y no les preocupa ni dónde caen”. Lo mismo ocurre,
afirmaba, con la Policía Local, que “no viene por aquí
porque le tiran piedras, como hacen incluso con gente que
pasa por esta zona”. Respecto a la limpieza de la vaguada,
este vecino asegura que la realizan brigadas del Plan de
Empleo, pero que “vienen una vez al año”.
De hecho, en esta vaguada la Ciudad habilitó una pista de
hormigón para que los niños del Príncipe tuvieran, tal como
demandan los vecinos, un lugar de juegos, y el lugar
presenta a día de hoy un aspecto desolador, con montañas de
escombros y de basura que lo hacen impracticable. Mohamed
relataba cómo él mismo retira a menudo los residuos
orgánicos “para que no vengan las ratas”. “Es lamentable, te
encuentras cosas incluso en el polígono que son tóxicas”,
afirmaba, para concluir que “esto es como una enfermedad,
tienen que tomar cartas en el asunto”.
Por su parte, los trabajadores encargados de la limpieza de
los polígonos corroboraban las explicaciones de la consejera
de Medio Ambiente: “Esto es el cuento de nunca acabar”,
sostenía Miguel, encargado de la empresa pública Obimace,
quien recalcaba también que “en la calle Real hay que dejar
la basura en sitios concretos, pero aquí (señalaba hacia las
naves) hacen lo que les da la gana”. Miguel narraba cómo las
brigadas trabajan en turnos de 24 horas y que cada día,
después del cierre de los comercios, dejan el polígono
limpio, “pero una vez recogido, vuelven a estar los cartones
y la basura extendidos por todos los sitios”, lamentaba.
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