Cuando el ácido de la batería de un motor que reparaba le
impidió volver a conducir y a ejercer la profesión de
mecánico que tanto le apasionaba, Corbacho llamó al timbre
de la ONCE con tan sólo 21 años y tres décadas después ocupa
un cargo relevante que le permite seguir ayudando a personas
como él. Gente que perdió su vista pero no su mirada. Y
todos miran a la integración de los ciegos en una sociedad
que sigue tratándoles como diferentes. Ayer visitó Ceuta
para participar en un día de convivencia. En Ceuta unas 170
personas carecen de visión o tienen serias deficiencias. En
la ONCE encuentran un bastón que les integra en un mundo en
el que queda mucho trabajo por hacer y en el que la
integración total es posible.
Pregunta.- ¿Qué ven los ciegos?
Respuesta.- Ven, al menos desde que nació la ONCE, un futuro
ya consolidado. Ven esperanza. A pesar de la crisis la ONCE
tiene un bagaje de más de 70 años que les hace sentirse
seguros.
P.- Los que vivían en la España de entonces recuerdan unas
calles con banda sonora, en su mayoría tocada por ciegos...
R.- En 1938 muchas personas como consecuencia de la guerra
quedaron ciegas y la mayoría se ganaban la vida tocando
música por las calles. Fue entonces cuando surgió la
Organización Nacional de Ciegos agrupando a varias que ya
existían. Para el ciego la ONCE lo es todo, no sólo su medio
de vida sino un medio para integrarse. La vida laboral y
social lo es todo para nosotros, además de la formación para
conseguirlo.
P.- ¿Es más duro ser ciego en España que en otros lugares?
R.- Sigue habiendo muchas barreras sobre todo mentales: hay
que tratar con naturalidad al ciego, no querer cogerlo en
volandas para cruzarle la calle o preguntar al vidente lo
que desea comer el ciego. Debe integrarse al ciego no sólo
en el trabajo de la ONCE. No he salido mucho. Pero la
integración laboral de un ciego en el resto de Europa es muy
superior a la nuestra e incluso con pensión para ellos...
P.- ¿Y si no existiera la ONCE?
R.- Si no existiera tendríamos que inventarla, aunque por
suerte cada vez hay menos ciegos o deficientes visuales
gracias a los avances. Los más numerosos son pensionistas
debido a la diabetes y otras enfermedades.
P.- Sáquenos de dudas: ¿Es más duro quedarse ciego a una
determinada edad que nacer ciego?
R.- Depende, pero los que nacen ciegos no tienen esa
preocupación, quizá solo la curiosidad. Los que quedaron
ciegos después dicen que saben lo que echan de menos y que
es más duro quedarse posteriormente que nacer sin vista.
P.- En el plano educativo, sigue siendo vuestra meta la
integración plena?
R.- Sin duda, contamos con profesores que ayudan a que esto
sea posible. No puede ocurrir que un profesor no permita
ponerse en las filas delanteras a un chico deficiente visual
como ya nos ha ocurrido. Vigilamos que esto no pase y
soñamos couna integración real.
P.- ¿El gobierno reconoce la labor de la ONCE o aún no?
R.- Hay de todo, pero cada vez más se reconoce. Tendría que
facilitarnos las herramientas para poder trabajar la venta
de productos porque no podemos movernos como nosotros
quisiéramos. Por ejemplo nos gustaría realizar un sorteo
extraordinario en Navidades pero no se nos permite, por
ejemplo porque ahí entra ya el Estado con la Lotería.
P.- Además de la ONCE hay unas rifas que consideráis
ilegales, como las de otras asociaciones y que causan un
grave prejuicio para vuestros fondos. ¿Insistís en
desenmascararlas?
R.- El Gobierno debe luchar más contra la venta ilegal que
es nuestra mayor lacra. Por ejemplo OID, una asociación para
discapacitados que no tiene autorización para la venta y se
aprovecha del sorteo de la ONCE pero no tributa. Que se
consigan ilegalizar es nuestro caballo de batalla continuo.
P.- ¿La ONCE vive exclusivamente de la venta de los cupones?
R.- Aunque tenemos una corporación de empresas, el 95 por
ciento de nuestro presupuesto viene directamente de la venta
de nuestros productos.
P.- ¿Y de ahí a dónde va el dinero que recaudáis día tras
día?
R.- A dar servicios como la rehabilitación social,
psicológica, ayuda a domicilio... va a seguir integrando al
ciego en la sociedad.
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