Decíamos ayer... Ayer no decíamos
nada porque cogimos los bártulos y nos fuimos a veranear a
la playa de la Ribera. Aunque sin excesos. Por temor a
padecer de tanorexia: término que se ha puesto de moda para
referirse a quien, pese a lucir piel de ébano, se queja de
verse más blanco que un gorila albino. Y, claro, acaba
sometido a la tiranía sin control de los rayos solares. Con
el consiguiente peligro para la salud.
Quien está negro, pero negro de verdad, es Francisco
Luque, ‘Paco Lata’. Y además me consta que lo tiene
asumido: de modo que no corre peligro alguno de ingresar en
la comunidad de los adictos a darse baños de sol por querer
ser más papistas que el Papa; vamos, por pretender ser más
negros que Lass Diarra. La joya de la plantilla
madridista.
A Paco Lata lo saludé en la playa, días atrás, y comprobé
que la oscuridad de su cuerpo está acompañada por un tono
muscular que lleva trazas de parecerse al de José María
Aznar. Y es que nuestro amigo ha dado en la buena manía
de hacer diariamente innumerables ejercicios en los aparatos
de gimnasia que el Ayuntamiento ha colocado en un sitio
adecuado de la Ribera.
Aparatos que están haciendo un bien extraordinario. Puesto
que muchos son, entre ellos yo, quienes gustan de acceder a
esos gimnasios al aire libre que tan buena acogida han
tenido en la ciudad. En mi caso, aprovecho también el que
está situado en los jardines de ‘La Argentina’. Aunque debo
decir, cuanto antes, que la carga de trabajo es adecuada a
mis años y siempre con el único fin de que las
articulaciones no se me enmohezcan.
Paco, sin embargo, le ha tomado gusto a la cosa y está
dispuesto a seguir machacándose el resto del año. Si bien
anda temeroso de que Juan Vivas mande desinstalar las
máquinas que dan vigor, porque alguien le ha dicho que en
tiempos de pleamar puedan verse afectadas por las aguas.
Así, Paco y cuantos tratan de ponerse cachas como él, han
decidido notificarle al presidente por escrito que dejarles
sin gimnasio sería un duro golpe para toda la basca que ha
visto mejorada su condición física. Y, desde luego, cortaría
de raíz el ritmo de trabajo, por ejemplo, que lleva
Beatriz Lamenca Cachinero. Con el cual ha conseguido
tener un ‘body’ duro como el pedernal. Y es que la artista
del daguerrotipo frecuenta el gimnasio al aire libre y hace
series en los aparatos con la misma facilidad que es capaz
de patearse las calles de Cuba para inmortalizarlas con sus
fotografías.
Hablando de mujeres, debo decir que al gimnasio de la playa
de la Ribera acuden muchas. Y se les nota a la legua que el
uso de los aparatos les proporciona un estado de bienestar
que, seguramente, para la mayoría era desconocido. Lo cual
supone un logro estupendo. Una gran oportunidad para
fortalecer cuerpos que con el paso de los años van perdiendo
elasticidad.
Así que no estaría de más averiguar quién ha sido la persona
que ha tenido la feliz idea de aconsejar al presidente para
que se instalaran esos gimnasios al aire libre y en sitios
tan adecuados. De manera que cuantos solemos usarlos
conozcamos a nuestro bienhechor y le dediquemos algunos
ditirambos. Y a lo mejor, es un poner, el reconocimiento le
vale a esa persona para gritar a los cuatro vientos que, al
fin, se le ha festejado algún mérito. O sea.
|