Diversas mezquitas de la ciudad, desde que se iniciara el
mes sagrado de los musulmanes, el Ramadán, el pasado 22 de
agosto, están ofreciendo a personas sin recursos y a
inmigrantes rupturas de ayuno. Unas comidas básicas formadas
por harera (sopa de verduras y carnes), huevos duros,
tortillas, pan y dátiles, entre otros alimentos, que
sufragan en muchas ocasiones con las donaciones anónimas de
fieles.
Durante estos días, hay unas personas que juegan un papel
muy importante para el buen desarrollo de Ramadán: los
colaboradores. Musulmanes que ayudan a preparar la comida
que después van a poder consumir todos. Todo este espíritu
de solidaridad queda patente al atravesar las puertas de las
mezquitas, entre ellas la del Cementerio Musulmán de
Melilla. Una cualidad que no se acaba entre melillenses y
marroquíes, ya que ellos tienen abiertas las puertas a todos
los musulmanes, independientemente del lugar de nacimiento,
entre ellos los acogidos en el Centro de Estancia Temporal
de Inmigrantes (CETI). "Cualquiera puede entrar y comer.
Todos somos iguales", comentan.
El papel altruista de muchos ciudadanos hace que los que no
tienen medios puedan realizar el ayuno y saber que, cuando
llega la hora de comer, pueden llevarse a la boca los
alimentos básicos para recuperarse de todo un día sin
ingerir alimentos ni líquidos.
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