El Cuerpo Nacional de Policía (CNP) investiga la llamada
telefónica al 112 realizada el sábado en la que se alertaba
de la colocación de una bomba en uno de los barcos de la
línea marítima, lo que provocó importantes molestias y
retrasos. Fuentes policiales recordaron ayer que el Código
Penal castiga estas conductas con hasta un año de prisión.
La Policía Nacional intentará identificar al sujeto que al
mediodía del sábado comunicó al teléfono de Emergencias 112
de la colocación de una bomba en un barco, amenaza que
posteriormente se comprobó como falsa pero que provocó
importantes molestias a las distintas Fuerzas de Seguridad y
usuarios de la línea, que sufrió retrasos durante toda la
tarde.
Estos hechos, a parte de crear gran alarma social y
movilizar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad ante lo que
podría ser una amenaza terrorista, son constitutivos de un
delito recogido en el artículo 561 del Código Penal español.
Por ello la Policía ha iniciado una investigación con el fin
de determinar la identidad del sujeto que efectuó esa
llamada.
Si se le lograse identificar y detener, al implicado se le
imputaría un delito de desórdenes públicos, por el cual el
juez determinaría una pena que puede oscilar entre 6 meses a
1 año de prisión o una multa de 12 a 24 meses.
“Este tipo de conductas no sólo ocasionan un desgaste de los
agentes de policía, sino que además deben abandonar otros
servicios para atender lo que luego resulta ser una falsa
alarma”, advirtieron ayer fuentes del CNP, que añadieron que
además “estas llamadas generan intranquilidad en la sociedad
y sus autores son y serán perseguidos”.
El Código Penal en su artículo 561 define este delito como:
“El que, con ánimo de atentar contra la paz pública, afirme
falsamente la existencia de aparatos explosivos u otros que
puedan causar el mismo efecto, o de sustancias químicas,
biológicas o tóxicas que puedan causar daño a la salud, será
castigado con la pena de prisión de seis meses a un año o
multa de 12 a 24 meses, atendida la alarma o alteración del
orden efectivamente producida”.
Sobre las tres y media de la tarde del sábado, el número 112
recibió una llamada en la que una voz con acento arabófono
alertaba de la instalación de una bomba en uno de los barcos
que cubría la línea entre Ceuta y Algeciras, sin especificar
el nombre del buque en concreto ni la compañía naviera.
Las fuerzas de seguridad establecieron el protocolo de
emergencias y una vez llegados los barcos que se encontraban
en ruta se desalojó al pasaje y los perros especialistas en
detectar explosivos revisaron todas las instalaciones, al
igual que sucedió con el resto de fast ferry de todas las
compañías navieras, sin que se encontrase ningún artefacto
explosivo.
Hasta la estación marítima se desplazó el grupo de los TEDAX
de la Policía Nacional, expertos en la desactivación de
explosivos, sin que fuera, afortunadamente, necesaria su
intervención.
No obstante, la falsa alarma de bomba provocó retrasos
generalizados en toda la línea, que se fueron estabilizando
en torno a la media hora al final de la jornada.
El mismo dispositivo de emergencia se llevó a cabo en la
Estación Marítima de Algeciras, producidéndose también
esperas más largas de las debidas por parte de los usuarios.
La unidad canina de la Policía Nacional se desplazó también
al puerto deportivo y pesquero, debido a los pocos detalles
que dio la llamada que comunicó la amenaza de bomba en un
barco.
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