Además de en las Nueva Tecnologías
y en la aspiración de tener algún día una aduana comercial
que resuelva la relación económica con el país vecino, el
crecimiento del sector turístico es, hasta ahora, el que
mejores síntomas presenta de todas las alternativas de
desarrollo económico en que se trabajan para la ciudad
autónoma.
Cualquiera que haya pasado parte de los meses de julio o
agosto en Ceuta se habrá dado cuenta de un apreciable
aumento del número de turistas paseando por sus calles,
comprando en sus comercios o sacándose fotos junto a las
estatuas de Elena Laverón.
Hoy el consejero de Economía, Empleo y Turismo, Guillermo
Martínez, al que debe atribuirsele buena parte del éxito
cosechado en su parcela, pone cifras en este periódico a
dicha apreciación. Según sus cálculos este año han llegado a
Ceuta un 33% más de visitantes que el año pasado.
Todo ello a pesar de que el problema del precio del
transporte marítimo sigue irresuelto y espantando a muchos
potenciales viajeros del otro lado del Estrecho. Así las
cosas, la opción de atraer a quienes veranean en las
urbanizaciones que se encuentran al otro lado de la frontera
del Tarajal, en general con un poder adquisitivo elevado, se
ha revelado útil y exitosa, ya que aquí pueden encontrar una
oferta de ocio que difícilmente se puede equiparar en el
país vecino, desde el que tampoco resulta muy cómodo entrar
a la ciudad por una frontera que exige un pronto acuerdo de
ambos países para su modernización y organización acorde a
los tiempos que corren. Los resultados obtenidos este año,
en plena crisis económica y con el turismo pasando también
horas bajas a nivel nacional e internacional, deben servir
para reconocer el trabajo realizado, analizar las vetas de
negocio en las que se puede profundizar y seguir trabajando
en proyectos ilusionantes como la Estación Náutica, tanto a
nivel profesional como fomentando la cantera, trabajo en el
que este verano ha destacado sobremanera la Escuela de Vela
del CAS.
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