A pesar de estar dejos de Ceuta,
de vacaciones, lo primero que hago cada día, al levantarme,
suelo ser madrugador, es ver la prensa de Ceuta,
naturalmente nuestro periódico, El Pueblo de Ceuta, para no
desconectar en el día a día, con lo que hay por aquí.
Y, hace un par de días, veía una larga información, firmada
por Gonzalo Testa, en cuanto a la formación de los
dirigentes políticos locales, en todo el país, con la
agradable sorpresa de que aquí, parece, que hay un mejor
nivel de estudios, que en la media nacional, en cuanto a
concejales.
Naturalmente, Ceuta no es un Ayuntamiento, tan sólo, es algo
más, por lo que los problemas que tendrán que abordar sus
concejales serán de más calado que en esos pequeños pueblos
en los que el secretario, generalmente el más espabilado, es
el que dirige o manda firmar, si no firma por ellos, a los
concejales.
Aun teniendo esto en cuenta, lo que sí me agrada es eso de
la formación, porque está claro que es algo que nunca
estorba, mientras que al carecer de ella es más fácil que te
den “gato por liebre” si el de enfrente, además de
formación, tiene “otras cosas” que poseen más de lo debido
algunos de los que se auto definen como políticos.
Y lo que celebro de verdad, después de conocer esta
circunstancia es que en Ceuta, con estos concejales, mejor
formados, hayan quedado atrás épocas, ya muy lejanas, en las
que parte de la formación de algún concejal tenia como base,
en medio de un pleno, intentar tirarle un vaso a algún
periodista, o en otro caso el que apareciera en un pleno,
metidos en los carnavales, un concejal vestido de torero.
¡¡Qué plenos aquellos!! En los que casi había que poner el
cartel de “no hay billetes” por la afluencia de personas que
abarrotaban “hasta la bandera” el salón.
Lo que también puede dar esta mayor altura cultural es que
ninguna de esas señorías, como concejal, aparezca desde uno
de los balcones de la Ciudad Autónoma – Ayuntamiento, con
pantalón de deportes y chanclas, para presenciar una
procesión, por ejemplo.
Lo que digo, se ha mejorado, y se da la talla, puesto que
cualquiera de los representantes que haya sido elegido para
dirigir a Ceuta, sea de un grupo político o de otro, sabe
estar a la altura de las circunstancias, guardar la
compostura, y ya no basta, para entrar en una candidatura,
con “tener mucha mano” en una barriada, para atraer muchos
votos, sino que hoy se miran más otras cosas, que a la larga
han redundado en beneficiar la imagen de la Ciudad.
Así pues, el perfil del concejal español va a tono con el
del diputado de la Ciudad, pero que en el caso de nivel de
estudios la Corporación de Ceuta es considerablemente más
elevado que en la media nacional, en la que sólo el 12%
tiene estudios superiores.
Y si en estudios hay casi igualdad, pero con ligera
superioridad para Ceuta, en lo que hay desequilibrio es en
el tinte político, por cuanto mientras en el resto de España
38,82% son del PSOE y 35,5% del PP, aquí en Ceuta el PP
aventaja nada más y nada menos que en un 19 – 2 a los
socialistas. Pero esto tampoco debe confundirnos, porque
esta diferencia está marcada no por el partido como tal,
sino por quien encabezaba y debe seguir encabezando la
candidatura del PP, porque cuando se trata de otro tipo de
elecciones, ni de lejos hay unas diferencias tan abismales
como la que Juan Vivas ha logrado en repetidas ocasiones.
Eso bien lo saben en todos los partidos, aunque en el PP
haya quien no lo acabe de entender.
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