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OPINIÓN - VIERNES, 28 DE AGOSTO DE 2009

 
OPINIÓN / EDITORIAL

La Musal-la y las malas excusas

La polémica alrededor de la preparación de la Musal-la, el rezo colectivo con el que se pone fin al mes de Ramadán y que el año pasado se celebró por primera vez en la ciudad autónoma amenaza con repetirse este año entre las dos federaciones de comunidades musulmanas locales. Como en 2008, no parecen existir entre ambas diferencias de índole religioso sobre un acontecimiento que no es más que eso, sino enfrentamientos personales y choques antiguos que en estas fechas se aprovecha para volver a agitar. En 2008 el Gobierno de la Ciudad Autónoma se ganó los elogios unánimes de todos los implicados e incluso de algunos partidos de la oposición como UDCE-IU por haber propiciado con todos los medios a su alcance la celebración del rezo comunitario musulmán al aire libre, algo que nunca hasta entonces había podido ser realidad en Ceuta. Este año sus pasos han sido iguales a los del año pasado. Como tanto el presidente Vivas como su vicepresidente, Pedro Gordillo, encargado directamente de la cuestión, han repetido en reiteradas ocasiones, el Gobierno se limita a poner a disposición de la comunidad musulmana, sin pararse a pensar en las siglas de quien tiene delante, los medios a su disposición para que el evento pueda organizarse y desarrollarse de la mejor manera posible. Que alguna de las partes trate de manipular esa disposición a ayudar y busque dobleces en dicha posición no es de recibo. Sobre todo cuando esas críticas se dirigen sin ni siquiera haber hablado con los responsables institucionales y desconociendo, por lo tanto, si el apoyo que ya se ha acordado prestar a la organización de la Musal-la en Loma Margarita se ofrecerá también a cualquier otra iniciativa similar en otra parte de la ciudad. Si así fuera, como el Ejecutivo local ha dicho que será, las denuncias y recelos de hoy quedarán en una injustificada y negativa polvareda que sólo acrecienta una división en la que la Ciudad no tiene responsabilidad alguna. UCIDCE y FEERI deben ser capaces, si quieren, de subsanar sus diferencias sin buscar excusas para justificarse en la Asamblea.
 

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