Una clase política acostumbrada al insulto mediático grosero
y escatológico debería actuar judicialmente o dimitir.
Asumir la crítica soez y chabacana dice mucho del nivel
político de quien se acostumbra a ella y se presenta ante
los autores de la misma con el típico apretón de manos como
si tal cosa. Pues no. No es de recibo que sea así y baste un
ejemplo personal. Hace varios años fui testigo directo de la
llamada al orden de una persona relevante a un periodista al
que espetó un “yo a usted no le he dado ninguna entrevista
y, por lo tanto no he respondido a ninguna pregunta”.
Aquella persona demostró tener más ética que el supuesto
periodista (¿?) al que dirigió su comentario.
Me temo que en Ceuta quedan muchas jornadas a caballo para
llegar a tal situación por parte de quienes dejan que se
utilice su nombre y cargo político como si tal cosa y,
además, de manera habitual.
En el viejo Oeste, de donde yo vengo con mi 7º de Michigan,
siempre ha habido cuatreros, mercenarios y jerifaltes sin
escrúpulos que mientras vendían winchester a los indios y
cajas de wisky a precios desorbitados en dólares, alardeaban
de su amistad con el constructor del ferrocarril y el
sheriff local. Aquello se calificó, en su momento, como
“salvaje Oeste” lo que no dejaba de ser un reduccionismo que
reflejaba la falta de moral de la época, muy de actualidad
en nuestros tiempos por otro lado.
Determinados responsables de la política municipal ceutí
parece que se han acostumbrado a caminar con un traje hecho
a determinados salivazos desde que el kiosko levanta su
persiana.
Lo que no es de recibo es que con un traje maloliente por
causa ajena, esa misma clase política se moleste por una
información veraz de interés social.
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