Moratinos, digan lo que digan y
critiquen lo que lo critiquen sigue siendo el ministro de
Asuntos Exteriores de este hermoso país, aún llamado España.
Qué Moratinos va a Latino América y dice lo que dice sobre
el asunto de los americanos de América y Colombia, no tiene
la más mínima importancia, llega unos días más tarde la
vicepresidenta del Gobierno y dice que lo que ha dicho
Moratinos, nada de nada. O sea que, Moratinos, o no se
entera de lo que tiene que decir o no sabe lo que tiene que
decir.
Personalmente y en persona, no critico la actitud del
ministro de Asuntos Exteriores, porque un despiste lo tiene
cualquiera. Qué sería de la vida, sin ninguno de nosotros
cometiera un error. Sería un jardín sin flores. La vida, en
si misma, está llena de errores y meteduras de pata.
Días más tarde, de nuevo, vuelven las críticas al ministro,
por haber dado unos pocos de millones para los gays de
Zimbabue, como si eso fuera un pecado. Yo, qué quieren qué
les diga, lo veo de otra forma. Partiendo de que me da igual
y tengo el máximo respeto por la sexualidad de cada persona,
allá cada uno con sus problemas, no critico al ministro
pero…
Ya salió el pero de siempre. Nada, que no puede faltar en
determinadas ocasiones. Pienso y no pido perdón por pensar,
que si ese dinero se lo ha dado el ministro para celebrar el
“Día del orgullo Gay”, el que quiera juerga y fiesta que la
pague de su bolsillo, hay otras necesidades más importantes
que una fiesta.
Cuando el menda salía con su pandilla de juega, la pagábamos
de nuestros bolsillos, nadie venía a darnos el dinero que
nos estábamos gastando en la juerga que habíamos montado, ya
fuese por Navidad, por los Carnavales o porque se nos
apetecía divertirnos.
Por eso, teniendo en cuenta que ese dinero dado, por el
ministro sale del bolsillo de todos los españoles, nada me
extraña de que le hayan criticado, Otra cosa hubiese sido
que el dinero saliese de su bolsillo particular. Ahí nadie
tenía que objetar nada, porque cada uno hace con su dinero
lo que le viene en ganas.
Nunca critico la actitud de nuestros ministros, porque
pienso que ellos todo cuanto hacen o cuantas determinaciones
toman es por nuestro bien, que para eso nos quieren un
montón. Nosotros, para ellos, somos los primero.
Ahí tienen a la ministra de Sanidad, doña Trinidad, que
piensa que la sociedad española ya está madura para prohibir
el fumar en todos los lugares públicos. Eso, digan lo que
digan, es mirar por nuestra salud, aunque la hostelería va a
recibir un palo de aquí te quiero ver., Lo siento, pero la
salud es lo primero.
Que digo yo, si es qué se puede decir algo, señora ministra
que mirando por nuestra salud, lo del tabaco me parece bien,
pero mirando por nuestra salud que es lo primero, a ver si
puede ser que, en la sala de espera de los Ambulatorios de
la Seguridad Social, se podía poner aire acondicionado, para
evitar que el personal muera pos asfixia y no precisamente
por la “esquimia”, sino por la sauna en la que están
convertidas todas las salas de esperas de los Ambulatorios,
al menos los de mi tierra.
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