Con la finalización del curso
2008-09, llega el momento de hacer la valoración del mismo.
Como viene ocurriendo siempre, en esto no ha cambiado nada,
no se aprecian signos de recuperación. Más bien, de
empeoramiento. Y a la cabeza de materias no superadas, las
habituales: Lengua Española y Matemáticas.
Para los alumnos que no han finalizado el curso con
evaluación positiva, le has tocado el asistir a clases
particulares para superar materias no aprobadas, recurriendo
a Academias, o recibiendo el apoyo en sus domicilios de
profesores especializados. En los meses de Julio y Agosto es
cuando se produce el aumento considerable de alumnos en fase
de recuperación, es decir, la llamada “temporada alta”.
El perfil de estos alumnos, que pueden compaginar el
ocio-playa, en general- con las clases, es, normalmente, de
Secundaria, donde se produce el mayor fracaso, que llega
hasta tres materias, porque cuando se producen más, se toma
la decisión de la repetición del curso. Se empieza a
considerar que el paso de Primaria a Secundaria es muy
brusco, razón por la cual se produce en este tramo los
mayores fracasos y consiguientes abandonos. Y, detrás de
todo, se encuentra la “falta de comprensión lectora”.
Los problemas de comprensión lingüística son los más
acusados en los alumnos de Secundaria, que no entienden lo
que leen y, por supuesto, no saben expresar lo que han
leído. Pero, estos problemas afloran en Secundaria, porque
no se han conseguido en Primaria, por lo que en los
distintos niveles, especialmente en el tercer ciclo es
cuando ya que hay que reforzar los contenidos del Área de
Lenguaje.
El primer desajuste se produce cuando los alumnos con
asignaturas pendientes de Primaria, después de un mes, se
sienten desbordados, no ya con la materia que no acaban de
asimilar –habida cuenta de las materias que arrastran- sino
porque se desaniman y desconfían de sus posibilidades de
seguir adelante. Muchos de estos alumnos no pueden
materialmente avanzar, y la ayuda de todo tipo no es
suficiente para estimularlos. Las recomendaciones de planes
de trabajo son difíciles de seguir cuando hay que
autoimponerse una disciplina de horas de dedicación para
repasar lo que no se ha estudiado lo suficiente, al tiempo
que han de mantener el ritmo de trabajo de otras
asignaturas.
Hay algunos alumnos que realizan un gran esfuerzo, siguen
las recomendaciones del tutor y, superado el primer
trimestre se crecen para, poco a poco, intentar salir
adelante. Sin embargo cuando el cambio de nivel se produce
con deficiencias fundamentales de lectura comprensiva,
escritura, matemáticas, o con precarios hábitos de estudio,
estos estudiantes comienzan a situarse al final del aula,
suelen dejar el libro de texto en casa, apenas toman notas
de las explicaciones del profesor, el día previsto para el
examen no asisten al colegio, aunque a veces, aún estando en
el centro no quieren entrar en el aula…
Quiero recordar el caso de un alumno de 2º de la ESO, que no
estaba nunca presente en las convocatorias de examen, en el
Área de Matemáticas. El argumento que esgrimía era siempre
el mismo: “Me sentí indispuesto”. Transcurridos unos días,
pedía que se le aplicara la prueba. Yo accedía y, además, le
aplicaba la misma que se le había aplicado al resto del
grupo. Siendo así, conociendo el contenido de la prueba, no
tenía dificultad en superarla. Hasta que, llegado el
momento, cambié el contenido de la prueba, con lo cual su
esperanza de superarla, se difuminó. Ya no faltaba más al
resto de las convocatorias, que dicho sea de paso no las
superaba. Una estrategia a la que yo me uní, en principio,
hasta que terminé con su situación de “privilegiado”.
Tuve por compañero a un gran amigo, magnífico profesional,
que dedicaba mucho tiempo a sus alumnos. Siempre situado en
un nivel clave, 4º ó 5º curso de la antigua y añorada EGB,
su obsesión era que la promoción de sus alumnos a la 2º
Etapa, se realizara en las mejores condiciones. Básicamente
las materias fundamentales eran tratadas de forma muy
especial, aunque siempre buscaba un tiempo para el resto de
la programación.
Utilizaba mi amigo –creo que todavía lo hará- hasta el
recreo para reforzar a aquellos alumnos que no progresaban.
Después era el último en abandonar el centro educativo,
nuestro añorado “Convoy”. Sabía dosificar su horario,
dedicando al Lenguaje y a las Matemáticas más tiempo del
previsto. Así, cuando llegado el momento de promocionar sus
alumnos a la 2º Etapa, los que conocíamos la buena
preparación que poseían, eran objeto de disputas. La
posibilidad de fracaso quedaban reducidas. Mi amigo y
compañero, responsablemente, sabía que por este orden,
Lenguaje y Matemáticas, estaban la clave del éxito de sus
alumnos, en su nuevo caminar por la 2º Etapa, y posteriores
éxitos en su periplo escolar.
Ahora que se habla tanto de PISA y más recientemente de un
Gran Pacto Educativo, a la vista de los resultados que se
están obteniendo, bueno es recordar, que hay quien sugiere
que se elimine el 2º ciclo de la ESO, aumentar un año el
Bachillerato y que a partir de los 14 años –cuando el alumno
ha finalizado el 2º curso del 1º ciclo, crear itinerarios
académicos diferentes para que los alumnos no se desmotiven,
ya que la enseñanza obligatoria hasta los 16 años es una de
las “barbaridades” de la LOGSE, que todavía se mantiene.
Estos alumnos de 14 años podrían optar a los Programas de
Cualificación Profesional Inicial (PCPI). Y recordar que la
LOGSE, fue un invento del Reino Unido, abandonado por
ineficaz, al poco tiempo de ponerse en funciones.
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