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OPINIÓN - MARTES, 25 DE AGOSTO DE 2009

 

OPINIÓN / EL MAESTRO

La culpa, la comprensión lingüística
 


Andrés Gómez Fernández
andresgomez@elpueblodeceuta.com

 

Con la finalización del curso 2008-09, llega el momento de hacer la valoración del mismo. Como viene ocurriendo siempre, en esto no ha cambiado nada, no se aprecian signos de recuperación. Más bien, de empeoramiento. Y a la cabeza de materias no superadas, las habituales: Lengua Española y Matemáticas.

Para los alumnos que no han finalizado el curso con evaluación positiva, le has tocado el asistir a clases particulares para superar materias no aprobadas, recurriendo a Academias, o recibiendo el apoyo en sus domicilios de profesores especializados. En los meses de Julio y Agosto es cuando se produce el aumento considerable de alumnos en fase de recuperación, es decir, la llamada “temporada alta”.

El perfil de estos alumnos, que pueden compaginar el ocio-playa, en general- con las clases, es, normalmente, de Secundaria, donde se produce el mayor fracaso, que llega hasta tres materias, porque cuando se producen más, se toma la decisión de la repetición del curso. Se empieza a considerar que el paso de Primaria a Secundaria es muy brusco, razón por la cual se produce en este tramo los mayores fracasos y consiguientes abandonos. Y, detrás de todo, se encuentra la “falta de comprensión lectora”.

Los problemas de comprensión lingüística son los más acusados en los alumnos de Secundaria, que no entienden lo que leen y, por supuesto, no saben expresar lo que han leído. Pero, estos problemas afloran en Secundaria, porque no se han conseguido en Primaria, por lo que en los distintos niveles, especialmente en el tercer ciclo es cuando ya que hay que reforzar los contenidos del Área de Lenguaje.

El primer desajuste se produce cuando los alumnos con asignaturas pendientes de Primaria, después de un mes, se sienten desbordados, no ya con la materia que no acaban de asimilar –habida cuenta de las materias que arrastran- sino porque se desaniman y desconfían de sus posibilidades de seguir adelante. Muchos de estos alumnos no pueden materialmente avanzar, y la ayuda de todo tipo no es suficiente para estimularlos. Las recomendaciones de planes de trabajo son difíciles de seguir cuando hay que autoimponerse una disciplina de horas de dedicación para repasar lo que no se ha estudiado lo suficiente, al tiempo que han de mantener el ritmo de trabajo de otras asignaturas.

Hay algunos alumnos que realizan un gran esfuerzo, siguen las recomendaciones del tutor y, superado el primer trimestre se crecen para, poco a poco, intentar salir adelante. Sin embargo cuando el cambio de nivel se produce con deficiencias fundamentales de lectura comprensiva, escritura, matemáticas, o con precarios hábitos de estudio, estos estudiantes comienzan a situarse al final del aula, suelen dejar el libro de texto en casa, apenas toman notas de las explicaciones del profesor, el día previsto para el examen no asisten al colegio, aunque a veces, aún estando en el centro no quieren entrar en el aula…

Quiero recordar el caso de un alumno de 2º de la ESO, que no estaba nunca presente en las convocatorias de examen, en el Área de Matemáticas. El argumento que esgrimía era siempre el mismo: “Me sentí indispuesto”. Transcurridos unos días, pedía que se le aplicara la prueba. Yo accedía y, además, le aplicaba la misma que se le había aplicado al resto del grupo. Siendo así, conociendo el contenido de la prueba, no tenía dificultad en superarla. Hasta que, llegado el momento, cambié el contenido de la prueba, con lo cual su esperanza de superarla, se difuminó. Ya no faltaba más al resto de las convocatorias, que dicho sea de paso no las superaba. Una estrategia a la que yo me uní, en principio, hasta que terminé con su situación de “privilegiado”.

Tuve por compañero a un gran amigo, magnífico profesional, que dedicaba mucho tiempo a sus alumnos. Siempre situado en un nivel clave, 4º ó 5º curso de la antigua y añorada EGB, su obsesión era que la promoción de sus alumnos a la 2º Etapa, se realizara en las mejores condiciones. Básicamente las materias fundamentales eran tratadas de forma muy especial, aunque siempre buscaba un tiempo para el resto de la programación.

Utilizaba mi amigo –creo que todavía lo hará- hasta el recreo para reforzar a aquellos alumnos que no progresaban. Después era el último en abandonar el centro educativo, nuestro añorado “Convoy”. Sabía dosificar su horario, dedicando al Lenguaje y a las Matemáticas más tiempo del previsto. Así, cuando llegado el momento de promocionar sus alumnos a la 2º Etapa, los que conocíamos la buena preparación que poseían, eran objeto de disputas. La posibilidad de fracaso quedaban reducidas. Mi amigo y compañero, responsablemente, sabía que por este orden, Lenguaje y Matemáticas, estaban la clave del éxito de sus alumnos, en su nuevo caminar por la 2º Etapa, y posteriores éxitos en su periplo escolar.

Ahora que se habla tanto de PISA y más recientemente de un Gran Pacto Educativo, a la vista de los resultados que se están obteniendo, bueno es recordar, que hay quien sugiere que se elimine el 2º ciclo de la ESO, aumentar un año el Bachillerato y que a partir de los 14 años –cuando el alumno ha finalizado el 2º curso del 1º ciclo, crear itinerarios académicos diferentes para que los alumnos no se desmotiven, ya que la enseñanza obligatoria hasta los 16 años es una de las “barbaridades” de la LOGSE, que todavía se mantiene. Estos alumnos de 14 años podrían optar a los Programas de Cualificación Profesional Inicial (PCPI). Y recordar que la LOGSE, fue un invento del Reino Unido, abandonado por ineficaz, al poco tiempo de ponerse en funciones.
 

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