La idea, forjada años atrás, de
hacer de la celebración del Día de la Autonomía una ocasión
propicia para estrechar lazos entre la ciudad y el resto de
regiones que forma España se va asentando cada año más como
una tradición que, lejos de anquilosarse como un gesto
inútil y sin apenas trascendencia, se está revelando como de
indudable valía para dar a conocer fuera de nuestro reducido
territorio las peculiaridades y particularidades de Ceuta
desde una óptica no tan reduccionista ni negativa como la
que habitualmente acaban imprimiendo a nuestra imagen las
noticias que de la ciudad aparecen en los medios de
comunicación nacionales. Como nada se conoce igual a través
de terceros que en primera persona es de destacar la
importancia de que, un año sí y otro también, presidentes de
distintas Comunidades Autónomas sean invitados (y acepten
con gusto) pasar aquí uno o más días, como hará el murciano
Valcárcel, para experimentar en carne propia la hospitalidad
de la ciudad, pero también las desconocidas ventajas que
desde el punto de vista fiscal, por ejemplo, puede reportar
a empresas interesadas en aprovecharlas para mejorar el
rendimiento de sus negocios. Por eso es tan importante que,
además del cariz meramente institucional, se organicen actos
como el que la próxima semana reunirá alrededor de una misma
mesa a representantes de las Cámaras de Comercio de Murcia,
Lorca y Cartagena con sus homólogos de la ciudad autónoma.
Como nadie mejor que ellos conocen de las dificultades para
capear el temporal económico en tiempos como los que corren
y como nadie mejor que ellos saben de la importancia de
aprovechar la depresión para prepararse y estar mejor
dispuestos a salir mejor parados de lo que entraron en este
bache, Ceuta debe presentar sus cartas de naturaleza a todos
los niveles al resto de España para que el nuevo modelo
productivo que quiere implantar el Gobierno central, sobre
parámetros menos tradicionales (recursos humanos,
territorio...), la tenga en cuenta al computar valores de
índole productivo.
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