Fiesta y algarabía para la comunidad hindú en la celebración
del cumpleaños del Dios Ganesh, quien recibió alabanzas y
ofrendas del presidente de la Ciudad, Juan Vivas, que pidió
“clarividencia” para afrontar la crisis. Con el atardecer, y
acompañada de su pueblo, la deidad fue sumergida en las
aguas del Atlántico liberando a los ceutíes de sus males.
Jornada de fiesta y devoción, de alegría y liberación para
la comunidad hindú que ayer concluyó los actos de cumpleaños
del Dios Ganesh, supremo de la sabiduría, la prosperidad y
la buena fortuna.
Más cuarenta hindúes acompañaron a la cabeza de elefante en
todo momento, ofreciéndole su devoción y admiración entre
alabanzas y cánticos marcados por las palmas, panderetas y
la percusión. Y todo ello trasladando la festividad a las
calles ceutíes, donde la esfinge paseó en procesión
acompañada por todos sus feligreses visitando varios templos
de veneración de otras culturas, mostrando el respeto que
esta comunidad siente por toda al ciudadanía.
No faltó a la cita el presidente de la Ciudad, Juan Vivas,
quien mostró el cariño y aprecio a la comunidad hindú
dirigiéndoles unas gratas y sinceras palabras: “Al margen
del ámbito cuantitativo, este colectivo forma parte de
nuestra historia y seguiremos apostando por las
manifestaciones que ponen en evidencia la categoría que
tiene Ceuta de ciudad abierta, de encuentro y de
entendimiento. El mensaje que se transmite de unión entre
todas las personas de buena voluntad es digno de merecer
nuestra presencia y por ello creo que Ceuta es una ciudad
que se enriquece con la diversidad siendo ejemplo para el
mundo”, manifestó Vivas, quien aprovechó durante la oración
para pedir a la deidad “clarividencia para saber distinguir
lo bueno de lo malo, con fortaleza para elegir siempre el
camino de lo bueno en esta crisis”, apostilló.
Como máxima exponente de esta multiculturalidad que late en
la ciudad autónoma, la consejera de Cultura, Mabel Deu,
también trasladó a la esfinge sus deseos para con el pueblo.
“Como se le pide por los problemas que sufre la sociedad
actual, especialmente en estas etapas tan delicadas con la
crisis económica que hay en el mundo entero, se intenta
ofrecer al Dios y pedirle a cambio que nos proteja, no
solamente en salud y enfermedad, sino que ayude a mejorar
esta sociedad para que no haya guerras, paro, que haya más
economía y un mejor significado para que las cosas vayan
mejor”, concretó Deu.
Tras recibir las ofrendas, cánticos y mantas de su pueblo,
el Dios goloso se apoderó de todos los males y se los llevó
consigo a las profundidas marinas; un ritual que simboliza
uno de los pilares de la religión hindú. “El agua es el
principal sentido de la vida y todo se mueve por ella siendo
el principal elemento del universo por eso entregamos a
Ganesh al mar. Él se lleva los males y nos deja la pureza
del alma, absorbida por la tierra”, sintetizó Dushant Sharma,
el brahmin (sacerdote) de toda la ceremonia de Ganesh
Chaturthi.
Pero antes de cerrar los ojos y descansar hasta el próximo
año, el supremo de la buena fortuna visitó la iglesia de la
Virgen de África y recibido por el deán de la misma, quien
agradeció a la comunidad hindú su paso por el templo
abrazando el respeto y la tolerancia por todas las razas y
religiones.
Minutos después y dejando huellas por la ciudad sin escapar
de la mirada de los transeúntes, Ganesh fue trasladado a la
embarcación del Desnarigado con una gran son risa en su
rostro por las palmas, cánticos y rezos de sus fieles. La
brisa marinera y la belleza floral fueron las encargadas de
dar su último adiós a la deidad, que ya duerme sobre los
corales del mar del Recinto Sur.
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