Ceuta no podía escapar a las
consecuencias de la crisis que afecta a casi todo el mundo
de occidente, y en algunas partes de la Ciudad se ha dejado
sentir mucho más de lo que aparenta el propio ambiente de la
ciudad.
Y de esto, donde se pueden dar todo tipo de informaciones,
con detalles alarmantes, es en Cruz Blanca, que ha aumentado
en un 30% sus servicios en lo que va de año, por lo que
especialmente en el Príncipe se puede hablar del umbral de
la pobreza.
Si en el Evangelio, en cierto pasaje, se habla de la
multiplicación de los panes y los peces, en una ocasión, lo
que hace Cruz Blanca es superar a diario aquel milagro, para
así intentar paliar, con sus recursos, no demasiado
elevados, los efectos negativos de esta crisis que azota, de
forma especial, a barriadas como el Príncipe.
No queremos ocultar, sería injusto, la colaboración de la
Ciudad Autónoma en ese convenio que tiene con Cruz Blanca de
150.000€ al año. Es una colaboración muy importante, por la
cantidad de dinero en unas manos en las que no se pierde un
céntimo, y con ello cubren una gran parte de esas
necesidades, que nadie conoce mejor que ellos.
Cruz Blanca es el lugar al que se acercan los más
necesitados, y otros que, por la situación del momento, han
pasado de poder llevar una vida normal y sin problemas, a
estar en situación crítica.
Los que llegan a Cruz Blanca saben que no se les va a
decir:”Dios le ampare”, allí se les va a solucionar, cuando
menos, lo imprescindible para ese día y a esa hora. A Cruz
Blanca llegan mayores y niños de corta edad, para que se les
proporcione leche, yogures, ropa ..., y la mayoría de las
personas que se acercan a esta casa, en una gran cantidad de
casos son procedentes del Príncipe, y muchos de ellos
musulmanes, aunque la situación del momento no distingue
entre razas, culturas o religiones.
Tiene que ser citada una y otra vez Cruz Blanca, porque
donde realmente se ven y se conocen las consecuencias que
está teniendo la crisis en Ceuta, es precisamente aquí.
Más de cien personas dependen de esta prestación de Cruz
Blanca con la que colabora, lo hemos dicho, la Consejería de
Asuntos Sociales.
La crisis ha perfilado un cambio en las costumbres y los
modos de vivir en la sociedad de hoy. El perfil humano ha
cambiado, dándose el paso de matrimonios que vivían
holgadamente, al trabajar los dos miembros de ese
matrimonio, a una situación insostenible, económicamente
hablando, cuando ambos han perdido el trabajo, con lo que
ahora no pueden hacer frente al pago de la luz, el agua y,
no digamos, la hipoteca.
Más de veinte familias reciben el pan de cada día allí,
pero, además, para que los medios de que dispone Cruz
Blanca, puedan llegar a más necesitados, se ha modificado su
servicio de ayuda alimentaria, con lo que puede atender a
más personas.
Cada quince días, se da el reparto en la casa del Príncipe,
con bolsas preparadas para cuatro, o incluso doce personas
por núcleo familiar, con los ingredientes básicos para la
cocina.
La pobreza es alta y cada jornada más, aunque el pan no
llega a faltar, porque cada día lo reciben todos aquellos
que se acercan a pedirlo.
A esto nos ha llevado la sociedad de consumo, cuando los
expertos en economía se han pasado décadas mirando a la luna
y muchos de los gastos se emplearon en armamento por los
políticos.
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