Me miro al espejo. Contemplo con
detenimiento todo mi cuerpo. Respiro tranquilo, soy un ser
humano, no soy ni un higo, ni una manzana, ni una ciruela ni
un pero, No soy anda de eso, soy un ser humano, porque
desciendo de otros seres humanos, y sólo los seres humanos
pueden concebir seres humanos.
Me he mirado detenidamente al espejo, después de escuchar la
frase lanzada por Trinidad Jiménez: “La sociedad española
está lo suficientemente madura para prohibir el tabaco en
todos los lugares públicos”.
Y ha sido, precisamente, al escuchar lo de ”madura”, cuando
he corrido a mirarme al espejo, a ver si por una de esas
cosas raras, me había convertido en una fruta y estaba lo
suficientemente maduro para caerme del árbol. Ni te cuento,
serrana del alma, el peso que me he quitado de encima,
cuando he comprobado que no soy una fruta, sino un ser
humano y, por tanto, no me puedo caer de ningún árbol,
aunque no creo que haya un español, que a estas alturas, se
haya caído de un ”guindo”.
Vera uste, señora ministra, no se fíe usted de las cosas que
a su saber y entender, estén “maduras”, vaya a llevarse
alguna sorpresa. Hay veces que usted mira el árbol del que
cuelga la fruta, la coge creyendo que esta “madura”, y no
hay forma de comérsela porque aún le queda lo suyo para
estar en su punto justo para poder ser ingerida.
Lo primero que hay que hacer, para saber si una fruta está
“madura”, es conocer las condiciones que tienen que darse en
el árbol que la produce. Si es fruta de verano o de invierno
o en qué temporada del año es la mejor para que se dé esa
clase de fruta que se intentan ingerir
El desconocimiento de todos estos datos, indiscutiblemente
necesario, para saber qué es lo que tenemos que hacer cuando
miremos un árbol frutal y pensemos que la fruta está
“madura” nos puede llevar, sin lugar a dudas, a cometer un
error e ingerir una fruta que le queda muchísimo para
madurar.
La sociedad española, aunque pueda parecer lo contrario de
lo que algunos desean, no está aún lo suficientemente
“madura”, no para prohibir fumar en todos los lugres
públicos, si no para otras muchas cosas a las que vamos a
llegar, por el camino que vamos. No nos vaya a salir una
sociedad respondona, demostrando que le queda mucho camino
que andar para estar “madura”.
Basta echar una mirada, a ciertos acontecimientos y ver cómo
ha reaccionado esa sociedad. Justamente lo contrario de los
que algunos personajes creían que iba a ser su actuación.
Cuando los japoneses echaron a pique a una parte de la
armada americana, todos brindaban con champan, gritando
¡victoria, victoria! hasta que un general japonés que
participaba en este festejo, viendo la alegría de sus
compatriotas, se dirigió a ellos diciéndoles: “No hemos
conseguido nada, sólo hemos despertado al gigante”. Al final
ya saben, todos ustedes, lo que pasó con aquella guerra y
quien la ganó. Llevaba toda la razón, el general japonés en
su frase. Por eso hay frases que se deberían pensar mucho
antes de decirlas para no cometer un error de bulto.
|