OPINIÓN - SÁBADO, 22 DE AGOSTO DE 2009

Tranquilidad (prudente y responsable)

Podemos estar tranquilos ante la situación actual del virus H1N1, en situación de pandemia desde hace semanas? El Ministerio de Sanidad dice que sí: “Es importante seguir las recomendaciones para evitar y enlentecer la propagación del virus. En España, están activadas las medidas de prevención y el Sistema Nacional de Salud está preparado para afrontar esta situación. Los protocolos de actuación están consensuados por el Ministerio de Sanidad y Política Social y las Comunidades Autónomas que se encuentran coordinados entre sí y con los organismos internacionales”. La Consejería de Sanidad dice que sí. El Instituto de Gestión Sanitaria, también. Hoy el Colegio de enfermeros de la ciudad autónoma lanza un mensaje similar. La aparición de los dos primeros casos de gripe A confirmados por el laboratorio de referencia de Madrid ha devuelto al primer plano de la actualidad informativa esta enfermedad vírica para la que no existe tratamiento más allá del sintomático, dirigido a paliar sus síntomas en forma de fiebre y dolores. El pronunciamiento de los profesionales sanitarios, que son los de mayor riesgo de contagio, parece especialmente fiable en tanto que ellos son los primeros interesados en que la gestión de la respuesta a la pandemia sea lo más eficaz posible y, al mismo tiempo, no tienen ningún sillón que guardar lanzando medias verdades. Tranquilidad sí, por tanto, pero prudente y responsable. Acudir al médico en masa, guiados por una alarma que todos los medios estamos en la obligación de contribuir a evitar si no está fundada, sólo conseguiría empeorar la atención que los servicios sanitarios pueden ser capaces de ofrecer. Hasta ahora la inmensa mayoría de los casos por el nuevo virus de la gripe A han sido leves, con escasa sintomatología y sin complicaciones. Como si hubiesen padecido la gripe estacional, mortífera también para ciertos sectores de la población que ahora deben estar, si cabe, más atentos a las recomendaciones médicas, pero sin caer, sin motivo, en la sensación de que se aproxima una coyuntura apocalíptica.