Hace ocho meses, en enero, cuando
visitó Ceuta por primera y única vez hasta la fecha, la
ministra de Igualdad, Bibiana Aído, dejó una inmejorable
imagen a sus interlocutores, sensiblemente a la consejera de
Educación, Cultura y Mujer ceutí, Mabel Deu, con quien
posteriormente compartió viaje a Madrid gracias a la
sintonía personal que alcanzaron rápidamente. Además de una
buena primera impresión, la política gaditana dejó a los
responsables de la Administración local el firme compromiso
de “estudiar” la aportación que desde el Gobierno central se
podría consignar para contribuir a la construcción de la
sede del Instituto de la Mujer en el antiguo chalé de
Ybarrola.
La Ciudad Autónoma ha indicado por activa y por pasiva que
tiene la intención de invertir unos tres millones de euros
en este proyecto “para aglutinar los servicios que
actualmente presta el Centro Asesor de la Mujer y poner un
acento especial en la atención a las mujeres víctimas de
violencia de género”. El asunto quedó pendiente de que la
consejera remitiese a Aído por escrito los planes del
Gobierno local de una forma más detallada, algo que Deu hizo
de manera inmediata. Desde entonces, aunque la
Administración que comanda en Ceuta Juan Vivas ha seguido
haciendo sus deberes y buena parte del trabajo previo
(diseño del proyecto, etcétera) está terminado no se ha
vuelto a saber nada de a cuánto puede ascender la
cofinanciación estatal, vital no sólo para saber hasta dónde
podrán cubrir las expectativas creadas como también el plazo
de ejecución.
El Ministerio debe agilizar su respuesta para que Ceuta
pueda contar con un instrumento que debe ser básico, por un
lado, promover y fomentar las condiciones que posibiliten la
igualdad social de ambos sexos y, por otro, la participación
de la mujer en la vida política, cultural, económica y
social. Sólo de la mano las dos instituciones estarán más
cerca de que las políticas de igualdad entre mujeres y
hombres sean realmente efectivas.
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