Han pasado a la reserva y se han encontrado inmersos en una
guerra de características nuevas, inesperada e infinita. No
ven tierra en el horizonte. Se trata de la guerra de los
escalones. El dilema es que los inquilinos son oficiales y
suboficiales de alta graduación y en la reserva. ¿Quién se
va a poner en la trinchera? En el portal número 4 de San
Juan de Dios, más de la mitad de los inquilinos cuentan con
más de 70 años; algunos octogenarios han fallecido sin
ascensores. Las batallas son muchas y pesadas; peleas
continuas con el Invifas (Instituto de la Vivienda de las
Fuerzas Armadas), que sigue vendiendo casas en la Península
pero que no ha hecho efectiva las exigencias de un gran
grupo de casas de una barriada militar, como es la de
Puertas del Campo.
En un artículo publicado por este periódico a finales de
abril de este año, se explicaba que en Otero sí habían
conseguido que les pusieran los ascensores, algo que había
provocado la ira de los vecinos de las calles interiores de
Puertas del Campo. En abril, fueron los bloques de Padre
Cuzco quienes reivindicaron una solución urgente. Se trata
de pisos de cuatro plantas, mientras que los de San Juan de
Dios son de cinco, por lo que el problema en éstos se
agrava. En el número 4 han elaborado un informe mediante el
que se solicita al Invifas que tenga en cuenta la Ley
relativa a la reducción de barreras arquitectónicas para las
personas discapacitadas.
Normalmente, las negociaciones entre el Invifas y la
comunidad de vecinos suele demorarse debido a la burocracia
legislativa y pasan años hasta conseguir el propósito. Ellos
lo saben, pero aun así no cejan en su empeño y consideran
que tienen la razón. En Padre Cuzco no habría más remedio
que disponer de parte del patio para construir los
ascensores, que irían anexos a la fachada. Sin embargo, en
los dos bloques de San Juan de Dios, los vecinos de la parte
izquierda estarían dispuestos a ceder una de las
habitaciones de su casa (de más de 100 metros cuadrados cada
una) para que fuese ocupada por la armadura del ascensor.
Desde los diferentes portales, así como desde la Asociación
de Vecinos de la barriada se han emitido varios escritos a
Invifas, pero no han obtenido el resultado esperado. De
cualquier modo, sus vecinos no desisten, ya que el tiempo
para ellos juega en su contra. La guerra de los escalones se
hace infinita, sin que se atisbe tierra en el horizonte.
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