La denuncia fue motivada después de que varios agentes de la
Guardia Civil localizasen más de 25 kilos de resina de
hachís en el tubo de escape del vehículo de uno de los
imputados, el 22 de marzo sobre las ocho y media de la tarde
en la zona de preembarque de la Estación Marítima.
El primero de los acusados, propietario del vehículo
interceptado, explicó que “soy comerciante y vendo
mercancías entre Tánger y la península, y no tengo necesidad
de pasar droga. Antes de venir para Ceuta, dejé el coche en
un taller y me imagino que allí me habrán metido la droga”.
El segundo de los acusados, empleado de dicho taller, alegó
que “no sabía nada y he venido porque la familia de esta
persona me ha amenazado diciéndome que me meterían en la
cárcel marroquí y tenía miedo”. A la vista oral acudió como
testigo el hermano del primer acusado, propietario del coche
donde se localizó la sustancia estupefaciente. Este
manifestó que “queríamos que viniese a declarar para que
dijese la verdad porque el chapista del taller me comentó
que lo buscase a él y por eso lo amenazamos pero nunca de
muerte sino con llevarlo a la cárcel marroquí”, argumentó
dicho declarante. La Guardia Civil también acudió a la cita
en calidad de testigo esgrimiendo que la droga no se veía a
simple vista, sin localizar que hubiese sido manipulado el
vehículo que llevaba más de 140 bloques de hachís.
En su informe final, la representante del Ministerio Fiscal
en la ciudad autónoma solicitó tres años y seis meses de
prisión para cada uno de los procesados y la cantidad de
75.000 euros, además de la deducción de testimonio, es
decir, volver a interrogar al testigo, por el presunto
delito de amenazas.
Por su parte, el letrado de la defensa pidió la libre
absolución de su cliente reiterando el desconocimiento de
este sobre la aparición de la droga cuando él era
comerciante. El segundo abogado, también requirió la
absolución del segundo acusado indicando que no existían
pruebas sobre su culpabilidad.
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