El Ejecutivo central quiere incluir en la futura Ley de
Libertad Religiosa, que pretende aprobar durante esta
legislatura, la retirada de todos los símbolos religiosos de
los colegios e institutos públicos salvo aquellos que tengan
valor histórico, artístico o para el patrimonio. ¿Será esta
la ocasión en la que se entre a regular el uso del velo
islámico por parte de las niñas en los centros educativos?
Es la pregunta que cabe hacerse ante este anuncio.
Hasta ahora el Ministerio de Educación, ni ningún otro
competente, había decidido coger el toro por los cuernos y
legislar sobre esta materia. Esta postura se contrapone con
Francia, donde se prohíbe desde hace casi cinco años (entró
en vigor el 2 de septiembre de 2004) llevar el velo islámico
y otros símbolos religiosos tales como la kipa judía o el
crucifijo cristiano en las escuelas públicas. Cierto es que
el país vecino se define como un Estado laico y España es
todavía aconfesional.
De otro lado, han sido varios los casos en Ceuta en los que
en los últimos años ha salido a relucir el debate del uso
del velo islámico en las escuelas. Los conflictos han estado
provocados por la aprobación por parte de los consejos de
centro de reglamentos de orden interno que prohibían el uso
de prendas como pendientes grandes, gorras, viseras y
pañuelos. Hasta ahora los casos en Ceuta se han limitado a
los centros privados- concertados.
La solución a los frentes abiertos en los casos del Severo
Ochoa o el San Daniel no fue fácil. En el primero de ellos,
ocurrido en 2007, medió la intervención de la Dirección
Provincial, que instó a la dirección del centro a dejar a
dos niñas acudir a clase con el velo islámico. El director
provincial de entonces, Juan José León Molina, justificó su
decisión amparándose en la Constitución y la legislación
vigente (Ley Orgánica de Derecho a la Educación de 1985 y
LOE). Así, este defendió que “el derecho a la Educación y a
la Libertad Religiosa” debía primar sobre la capacidad de un
colegio privado para dotarse de sus propios reglamentos
internos.
Por otro lado, en lo tocante a la visibilidad de la
simbología religiosa no relativa al vestuario de los alumnos
hay cierta unanimidad entre los directores ceutíes
consultados por este periódico de que debe desaparecer.
Están, por tanto, de acuerdo con las intenciones del
Ejecutivo. Cierto es, por otra parte, que la apariencia de
motivos religiosos es casi inexistente en los centros
públicos y está presente no en todos los concertados.
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