Una larga semana con ritmo
diferente nos acaba de decir adiós, hasta el año próximo.
Una ciudad que estuvo en fiestas, con muchos foráneos en el
ferial y de visita por la ciudad.
Ahora todo ha concluido y con el final de la feria vuelve la
normalidad del verano, con playa, las vacaciones para muchos
y el día a día lejos del ajetreo de esta semana que
concluyó.
Pero el ajetreo, incluso, se prolonga unas horas más del
límite de la feria, con las luces ya apagadas. Ese ajetreo
llega con la “Operación feriante”, que representa otro plus
más para el control de todo aquello que aparece fuera de la
ley, como indocumentados o droga.
Un movimiento numeroso de agentes tienen un trabajo
especial, desde la media noche, cuando no ha hecho más que
terminar, oficialmente, la feria, y en torno al centenar de
agentes tienen que hacer una vigilancia especial para que
entre los “cacharros” de los feriantes no se cuele ninguna
carga “extra” que pueda escapar al control normal, como es
la droga o como son los indocumentados, en busca del “Edén”
de Europa.
Hace años, si es que pasó, podría haberse colado algún
elemento de este tipo, en medio del cargamento variado y muy
especial que forma la caravana de los feriantes hacia otra
parte.
Hoy eso ya es más difícil que se cuele, porque si bien es
cierto que “la experiencia es un grado”, desde Ceuta ,
durante estos días, es más difícil que nunca que pase algo
al margen de lo legal. Las actuaciones de años pasados así
lo demuestran.
Ni que decir tiene que esta vigilancia “extrema” no es lo
que más gusta a los feriantes, especialmente ese control
total en el trayecto que recorren, y que la Policía ha
denominado como “Operación feriante”.
Es una expresión, no va en contra de nadie, va a favor de lo
que es la seguridad, que a los distintos cuerpos de la
Policía les acarrea unas diez horas de un trabajo muy duro
que todos los agentes y sus dirigentes llevan preparando
desde meses atrás.
Trabajo mucho, medios casi todos, con aparatos de última
generación para que nada quede fuera de control. Registros y
escolta a cada uno de los camiones que salen del recinto
ferial hacia el puerto.
Desde la media noche del sábado el comienzo del despliegue
se inicia en los llanos de la Marina, dirigido por la
Policía Nacional.
Evidentemente es el comienzo y con apoyo de la Policía
Local, controlando en los alrededores y vigilando las
escolleras.
Es la primera parte. La continuación, antes del embarque,
viene en el Puerto y es la Guardia Civil la que dirige estos
trabajos, por si alguien se hubiera colado, una vez llegados
al puerto.
También la Guardia Civil utiliza unos medios muy
sofisticados en detección, con perros “antidroga” y “anti
explosivos”. No se deja nada a la improvisación.
Además, y esto hay que resaltarlo una y mil veces, estos
trabajos ya están previstos y perfectamente programados,
conociendo palmo a palmo todo el terreno y sin ningún tipo
de improvisación, ni a última hora, ni en momento alguno.
Una vez los camiones y las furgonetas ya están en el barco,
la misión se ha cumplido, los problemas, si es que surge
alguno nuevo, ya serían de otros y lo mejor es que la
despedida haya sido tranquila, como tranquila fue la
llegada, una decena de días antes.
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