Esto es algo que jamás le oirán
ustedes decir a uno de esos individuos a quienes ha sonreído
la Diosa Fortuna y gozan de sueldo fijo, dietas,
suplementos, comilonas y privilegios por mor de nuestra
resignada costumbre de acudir cada cuatro años a entronizar
a un puñado de individuos cuya prepotencia es directamente
proporcional a su ignorancia e incompetencia. Salvo raras y
meritorias excepciones, por supuesto, porque siempre ha de
existir un mirlo blanco que sea la excepción que confirme la
regla.
Y hago esta reflexión, dentro de mi dialéctica rifeña de
“pensamientos muy pensados” porque, como hablo con voz de
barriada y siempre me alineo con quienes lo están pasando de
puta pena, que no con los de la moqueta y el coche blindado,
al ser pueblo del pueblo, siento y lato en la convicción de
que, en estos tiempos calamitosos sobran exactamente la
mitad de los parlamentarios, la mitad de todos los políticos
y se puede prescindir, por supuesto, de altos cargos, de
cargos de confianza y de chupópteros adosados. ¿Para que
tanto mindundi haciendo el paripé de pulsar el botón?. Que,
desde los albores de nuestra democracia los partidos
políticos han sido oficinas de empleo diseñadas para colocar
a familiares, amiguetes, recomendados, chupapollas, palmeros
y agitadores del botafumeiro es algo asumido y casi, casi,
aceptado.
El pueblo español es de talante generoso y la picaresca
forma parte de nuestra idiosincrasia. Así la existencia de
“los enchufados” se entronca en el imaginario colectivo. Y
se asume la genuina Dedocracia o sistema de elección de
cargos y sucesores sustituyendo el incómodo instrumento de
las urnas (los recuentos de papeletas son un coñazo) por el
nobilísimo dedo del lider de turno que señala implacable al
afortunado, con la higiénica precaución de dejar pegados por
doquier residuos orgánicos cargados de ADN si el Mandamás se
ha andado hurgando la nariz. “Yo te designo mi sucesor”
Cargos y carguillos hereditarios sin fastidiosos congresos
ni demás parafernalia democraticoide. Y los Jefecillos con
derecho, no a mariachis que les asesoren, porque como son
ignorantes como la mierda no tienen idea de nada ni quieren
estudiar y aplicarse, no, los mariachis quedan cutres, mejor
eligen a asesores como para conformar el Orfeón Donostiarra
o llenar un estadio de fútbol de tercera regional.
Y todo ese meneo de comeollas asalariados cuesta una
auténtica fortuna. Nos esquilman, empobrecen a los
trabajadores y a los empresarios y nos han llevado a la
ruina. Porque se puede ser abusón si se es brillante e
inteligente para brindar soluciones. Pero no se puede abusar
por abusar, porque los españoles, se indigestan de tragar
quina y este pueblo nuestro, cuando se cabrea, tiene un
cabreo fatal. ¿Retazos de soluciones a la crisis? Reducción
drástica de innecesarios “cargos electos” y si algún
político quiere enchufar a su cuñado en plan “cargo de
confianza” que lo pague de su bolsillo. Y si quiere coche
blindado para, en caso de atentado, que no le vuelen los
huevos, que pida un crédito al banco. Como todo hijo de
vecino. ¿Qué están regruñendo al tiempo que parecen estarse
buscando monedillas en los bolsillos de los pantalones con
expresión libidinosa? ¿Qué los bancos no dan créditos?
¡Parece mentira, con los buenos dineros que se están
chupando del Gobierno! Van de malotes. Por eso se impone la
inmediata intervención de la banca privada. No necesitamos
que exista la banca privada, sufrimos con la proliferación
de los buitres de las financieras que “unifican las deudas”,
penamos por la indefensión ciudadana ante la falta de
regulación rigurosa de la usura. Los legisladores ignoran la
realidad social y reformar una ley cuesta más esfuerzos qué
que un travesti para siameses. Y el pueblo soberano echa las
túrdigas de indignación ¿Qué si son malvados y perezosos o
sencillamente, ineptos? No lo sé, para mí que son atascados
mentales. Por eso es mejor que se larguen a las colas del
INEM y desembarquen los técnicos, los expertos en gestión y
los expertos en empatía que latan con nuestros latires y
sientan con nuestros sentires. Esos tipos existen. Seguro
que sí.
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