Hace treinta años que no se veían. La práctica mayoría ha
estado fuera de Ceuta y ni si quiera internet había
conseguido en los últimos meses borrar el gusanillo de la
ilusión por juntarse de nuevo en la ciudad en la que se
criaron. Son algo más de treinta antiguas alumnas del
colegio La Inmaculada (por entonces sólo para chicas) que
este fin de semana han organizado un encuentro con múltiples
actividades.
“Es la primera vez que hacemos algo así”, explica Cristina
López de Vinuesa, una de las organizadoras, quien a renglón
seguido confiesa que con la conmemoración de los 25 años de
final de la etapa educativa en La Inmaculada se intentó una
‘kedada’ pero no se consiguió. Qué mejor fecha que durante
la celebración de las Fiestas Patronales para organizar esta
cita, pensaron. La Feria es cada año un momento de
reencuentro entre caballas residentes en Ceuta y aquellos
que durante el resto del año están establecidos en la
Península o el extranjero. “Creímos que era una opción
estupenda, no sólo para vernos entre nosotras sino para
juntarse con familiares, amigos y conocidos de otros
ámbitos”, aclaró.
Únicamente media docena de componentes de esta generación
del 1966 sigue permaneciendo en Ceuta, el resto abandonó
tierras caballas hace mucho tiempo y la mayoría no vuelve.
Es por eso que el contacto entre las que aquí se encuentran
con las de fuera es “mínimo”. Internet fue la clave para el
reencuentro, más concretamente la red social Facebook. Esta
herramienta y su opción para poner en contacto a antiguos
alumnos de tal colegio, instituto o universidad consiguió lo
que había sido imposible durante más de dos décadas. Poco a
poco se fueron juntando en un grupo las treinta ex alumnas.
“Las ganas de volver a vernos” hicieron el resto, confiesa.
Este encuentro comenzó en la noche del viernes con una cena
informal en el Santuario para romper el hielo. Fue un
pequeño ‘piscolabis’, de pie, para que todos hablaran con
todos. “La gente estuvo muy contenta y animada”, apuntó
López de Vinuesa.
Ayer continuaron las celebraciones. Por la mañana el grupo
realizó un recorrido turístico en autobús por toda Ceuta.
Luego tomaron el barco del Desnarigado para contemplar el
litoral en un espléndido día primaveral. La siguiente parada
fue en el Parque Marítimo del Mediterráneo, donde echaron la
tarde y comieron. Finalmente, por la noche, el plato fuerte:
una cena de todas en el hotel Tryp. La comida estuvo
aderezada por proyecciones de fotografías y vídeos de
acontecimientos vividos por el grupo durante su periodo de
escolarización en La Inmaculada.
La vuelta a Ceuta ha traído a la mente de muchas hermosos
recuerdos. “Alucinan con el cambio que ha dado la ciudad”,
asevera. Muchas han venido con toda la familia, mientras que
otras no. Estas han podido rememorar tiempos mozos. López de
Vinuesa confiesa que el grupo era “bastante bueno en clase”
pero “había dos o tres que eran de las gamberras, pero
simpáticas”. Ahora son abogadas, maestras, enfermeras,
economistas y vuelven a Ceuta. Además van a repetir.
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