Nicolás Fernández Cucurull, senador por Ceuta en su tercera
legislatura ya, es un político con diez años de experiencia.
Desde su incorporación como afiliado en el Partido Poular de
Ceuta, allá por el año 1999, ha tenido ocasión de ser
consejero y senador a la vez. En dos ocasiones: la primera
como titular de Fomento, y la segunda, en Economía y
Hacienda. Ha estado en el grupo del gobierno de la nación y
en el de la oposición, actualmente. La forma de hacer
política en Madrid y en Ceuta son diferentes porque se trata
de lo general y de lo cercano. Ambas son de su agrado,
aunque se desprende que es más un luchador por su tierra, la
que le vio nacer.
Pregunta.- ¿Qué opina del sobreseimiento de la causa
sobre Francisco Camps?
Respuesta.- Creo que se ha cumplido lo que ha venido
diciendo el Partido Popular a lo largo de estos meses, que
había que esperar el pronunciamiento de la Justicia. Lo que
se ha resuelto es que no había ningún delito. Por lo tanto,
quien tiene algo que decir es todo aquel que ha estado
utilizando este asunto para dañar la imagen de Francisco
Camps en concreto y del Partido Popular en general. La
Justicia se ha pronunciado y, ante eso, no queda más que
decir.
P.- ¿Esto puede ser un arma de doble filo? ¿Se reafirma la
figura de Camps en Valencia y los que acusaron se quedan en
entredicho?
R.- Lo cierto es que esta situación no ha afectado en
absoluto a las expectativas electorales del señor Camps. De
hecho, en medio de este revuelo se produjeron las elecciones
europeas, que en Valencia arrojaron un resultado muy
favorable para el Partido Popular. No parece que la imagen
de Camps se haya visto muy afectada. Me da la impresión de
que muchos de los ciudadanos y electores veían en esto un
intento de manipulación política para tratar de perjudicar
su imagen y la del PP. Al final, quienes han estado haciendo
esa campaña tienen que reflexionar y dar explicaciones. A
raíz del resultado, ha habido mucho ruido y pocas nueces.
P.- Por primera vez en mucho tiempo, las expectativas de
voto real que ha publicado recientemente el Centro de
Investigaciones Sociológicas, CIS, apuntan a que el Partido
Popular ya adelanta al PSOE.
R.- Creo que es la confirmación de una tendencia, sobre todo
en los últimos seis meses. En lo que llevamos de año se han
desarrollado varias elecciones que han sido muy favorables
para el Partido Popular. Probablemente, el punto de
inflexión se produjo el día de las elecciones autonómicas en
Galicia y País Vasco, donde el PP volvió a recuperar el
gobierno de la Xunta, después de cuatro años en la oposición
por faltarle un escaño para la mayoría absoluta, a pesar de
que el PP nunca ha perdido las elecciones en Galicia durante
muchísimos años. En las del País Vasco los resultados
también fueron bastante mejores de lo que todo el mundo
pronosticaba. Pero estos niveles se vieron confirmados en el
ámbito nacional con las europeas, que también ganó el PP.
Todo esto viene a coincidir con el CIS en que se ha
producido un cambio de tendencia, que los españoles están
empezando a considerar seriamente que hace falta un cambio
de gobierno y que la alternativa es el Partido Popular, para
que se pueda afrontar la crisis económica en condiciones de
poder superarla en un plazo razonable.
P.- ¿En Madrid se ve la política de otra forma que en
provincias?
R.- Digamos que sí, las perspectivas son distinta porque los
problemas que se abordan son diferentes. Yo he tenido
participación en la política a nivel de Ceuta y a nivel
nacional, incluso simultaneando ambas, y los asuntos son
distintos. Desde una óptica local los problemas son mucho
más cercanos al ciudadano, incluso de tipo personal,
mientras que en la nacional es distinta, participando en
leyes que se van a aplicar en todo el territorio. A pesar de
todo, el objetivo es el mismo. Sea a nivel local o nacional,
la participación en política se explica por el intento de
solucionar los problemas de los ciudadanos.
P.- Usted ha dicho que ha llegado a simultanear
responsabilidad local y nacional. ¿Con cuál se queda?
R.- En ambos casos hay cosas más agradables y otras que no
lo son tanto. Creo que todo en la vida tiene su pro y su
contra. Desde un punto de vista local, la satisfacción que
te da solucionar problemas que son tan cercanos que no
tienen comparación a nivel nacional. Por ejemplo, pasear por
una calle y ver que en las infraestructuras tú has
colaborado para que se pueda llevar a cabo. También la
nacional te puede dar grandes satisfacciones, como que mi
partido haya pensado en mí para que sea portavoz en el
debate de Presupuestos Generales del Estado. Pero sobre
todo, lo que satisface es colaborar en solucionar problemas,
que es para lo que estamos en esta actividad.
P.- ¿Tiene peso el Senado en la política? A pesar de ser la
Cámara Alta, ¿es como una segunda división?
R.- Tiene el peso que le dio la Constitución. Se quiso dejar
claro que hay una Cámara que tiene la última palabra en el
debate político, que es el Congreso de los Diputados, y el
Senado cumple las funciones de representación territorial.
De una parte, el Senado está en igualdad de condiciones que
el Congreso para control del Gobierno. Los ministros pasan
por allí, tanto en los Plenos como en las comisiones, y dan
cuenta de su gestión. En cuanto a actividad legislativa,
cumple la función constitucional de Cámara de segunda
lectura. Las leyes suelen salir del Senado en bastantes
mejores condiciones a que lo hacen cuando salen del
Congreso. En una segunda lectura siempre se pueden encontrar
mejoras.
P.- ¿Ha notado algún cambio respecto al comportamiento del
Senado?
R.- En mi primera legislatura, de 2000 a 2004, estábamos de
apoyo al Gobierno; pero en las dos siguientes, desde la
oposición ya, también se ha producido un caso inédito hasta
el momento porque el grupo mayoritario de la Cámara es el de
la oposición.
P.- ¿Qué significa eso?
R.- Pues que en muchos casos, las modificaciones que se
aprueban en el Senado, si no cuentan con el visto bueno del
grupo socialista, cuando vuelven al Congreso son rechazadas,
mientras que si coinciden los dos grupos sí se aprueban.
P.- ¿Y respecto a la representación territorial?
R.- Para empezar, hay que recordar que el sistema de
elección es diferente al del Congreso de los Diputados.
Mientras que los diputados se eligen en función de la
población de la provincia, los senadores son fijos, cuatro
por provincia, a los que se suman los casos excepcionales de
los archipiélagos con tres senadores por las islas
principales y uno más por las menores, y los de Ceuta y
Melilla con dos representantes cada una. Además hay que
añadir los senadores designados por las autonomías con uno
por cada una más otro por cada millón de habitantes. Desde
este punto de vista, el Senado ya está sirviendo como punto
de encuentro entre las autonomías y el Gobierno desde que se
creó la Comisión General de Comunidades Autónomas, que es el
único órgano constitucional donde se pueden sentar a debatir
los representantes del Gobierno nacional con los autonómicos
y los senadores.
P.- Se ha anunciado que el presidente del Gobierno viajará a
Marruecos antes de final de año para participar en una nueva
Reunión de Alto Nivel con el país vecino y preparar la que
se desarrollará el próximo mes de marzo como aproximación
entre la Unión Europea y el reino alauita. ¿Volveremos a
estar ausentes en los encuentros?
R.- Probablemente sea así. Está claro que si no se ha
producido con anterioridad en los otros encuentros, desde
que el Ejecutivo mantiene este tipo de reuniones a las que
asisten las comunidades limítrofes con el país en cuestión,
donde las excepciones han sido Ceuta y Melilla en las que se
han realizado con Marruecos, no creo que haya nada que haga
pensar que eso va a cambiar. Temo que cuando se celebre, va
a volver a pasar.
P.- Volvamos a sus inicios. ¿Cuándo empieza usted en la
política? ¿Cómo y por qué?
R.- La decisión la tomo en el año 1999, un año muy singular
en Ceuta porque fue el de aparición del grupo GIL, que había
creado Jesús Gil en Marbella. Yo veía que eso no iba a
terminar bien para nuestra ciudad. Yo había estado
trabajando para el Ayuntamiento en Procesa desde 1988 y lo
había hecho con gobiernos de distinto color, pero en 1999
noté ese riesgo para Ceuta y me decidí a cruzar la raya,
afiliarme en un partido político. Y me decidí por el Partido
Popular porque había demostrado con hechos una gran
preocupación por Ceuta. El PP gobernaba a nivel nacional
desde 1996 y desde entonces se había producido un gran
cambio en la actitud hacia esta ciudad. Tomé la decisión en
ese momento y sobre mayo o junio del 99 me afilié, y a
finales de ese año me anunciaron que se pensaba en mí para
las elecciones generales del 2000.
P.- O sea, usted entró en las duras y no en las maduras. Se
incorporó antes de que se comenzaran a ganar las elecciones
locales.
R.- Sí, entré en un momento difícil. De alguna manera se
anticipaba que los resultados de las elecciones autonómicas
no iban a ser muy buenos para el PP. Yo me afilié antes de
las elecciones, pero después de que se hubiesen presentado
las candidaturas para que nadie pudiera pensar que yo lo
hacía para ir en las listas. Lo mío fue una toma de posición
desde el punto de vista ideológico y personal.
P.- Usted sale elegido como senador en el año 2000, ¿cuándo
obtiene responsabilidad en la política local?
R.- En el año 2001, cuando se presenta la moción de censura
contra Antonio Sampietro, del GIL, y se constituye el nuevo
gobierno dirigido ya por Juan Vivas, me llaman en el mes de
julio y en una reunión con Vivas y Pedro Gordillo me
comentan que estaban pensando en que dirigiera la Consejería
de Fomento. Cuando uno da el paso adelante en política, está
para lo que le pidan y dije que sí. Desde finales de julio y
hasta mayo de 2003 estuve al frente de Fomento. En las
elecciones autonómicas del 2003 ya iba en la candidatura, y
fueron las primeras en la historia de Ceuta que se ganaban
por mayoría absoluta. Me nombraron consejero de Economía y
Hacienda, permaneciendo hasta abril de 2004, cuando me
presento por segunda vez para el Senado volviendo a ser
elegido pero con la circunstancia de que a nivel nacional no
se ganaron.
P.- ¿Qué pasó entonces?
R.- Ante este nuevo panorama político, hablé con Juan Vivas
para decirle que iba a ser difícil simultanear los dos
cargos, de consejero y senador, teniendo que ser oposición
en Madrid. Dejé de ser consejero, dedicándome al Senado. En
2008 el partido volvió a confiar en mí como candidato y
volví a salir elegido.
P.- ¿Cómo ve el desarrollo de la política local que se
realiza ahora?
R.- Aquí hay un gobierno del Partido Popular muy
consolidado. Los ceutíes, en general, están satisfechos de
lo que se ha hecho desde el Ayuntamiento – Ciudad Autónoma,
y las pruebas están en las dos mayorías absolutas
consecutivas con 19 diputados en 2003 y 2007. Me parece que
la valoración global es que las cosas se están haciendo
razonablemente bien y siguen dando un margen de confianza.
Si se analizan los resultados electorales, han estado en
torno al sesenta por ciento, lo que quiere decir que hay
gran confianza. No se falta a la verdad si decimos que es el
partido de la mayoría de los ceutíes. No veo nada en el
horizonte que haga mover esa sensación. El ceutí encontró en
Juan Vivas lo que andaba buscando durante mucho tiempo,
desde que comenzaron las elecciones locales en 1979. No veo
cambios a corto plazo.
P.- Ha sido consejero de Fomento y de Economía y Hacienda.
De las actuaciones desarrolladas después de su paso, ¿habría
cambiado algo?
R.- Bueno, probablemente algunas cosas puntuales las habría
hecho de manera distinta, pero en general me siento
satisfecho de lo que se ha hecho desde estas Consejerías.
Bien es verdad que en Economía y Hacienda estuve poco
tiempo. Fueron momentos especialmente bonitos. Por ejemplo,
en Fomento, cuando me hago cargo del área estábamos a mitad
de legislatura y en dos años que restaban teníamos que
desarrollar el trabajo de cuatro años. Aquella tensión de
que las cosas se podían hacer de otra manera desde el
gobierno de la Ciudad fue una experiencia única e
irrepetible. Me siento muy satisfecho de haber participado
en ese gobierno. Los resultados electorales demuestran que
mi forma de pensar es igual a la de muchos ceutíes.
P.- Hablando de los ceutíes, ¿le conocen?
R.- Creo que en líneas generales sí. Es verdad que hay mucha
gente que vive totalmente al margen de la política y no le
interesa para nada, aunque la política le afecta en su vida
diaria. En general sí, la gente me identifica. Es
determinante la aparición en los medios de comunicación.
P.- ¿Le han pedido trabajo, casa, favores?
R.- Es algo inevitable cuando se está en la política. Hay
mucha gente que se te dirige para intentar solucionar sus
problemas personales de todo tipo. Es difícil. Pienso que en
política se está para solucionar problemas colectivos, no
para los individuales, porque solucionando los colectivos se
arreglan las dificultades de muchas personas, mientras que
si se dedica la atención a asuntos individuales, se podrá
lograr uno, dos o tres. Pero sí, eso siempre dentro de la
medida de mis posibilidades y sin vulnerar ninguna norma ni
ética.
P.- ¿Y en Madrid? ¿Allí le conocen a usted?
R.- Digamos que en el Senado sí me conocen. Llevo tres
legislaturas y hay referencias sobre mí. No sólo en mi
grupo, sino en los demás. He sido presidente de la Comisión
de Presupuestos en las últimas dos legislaturas y ello
implica tener relación con senadores de todos los grupos y,
hasta ahora, nadie se ha quejado de cómo llevo la Comisión.
Reconozco que no soy especialmente relevante dentro del
partido, pero sí se reconoce mi trabajo en el Parlamento.
P.- Hay graves problemas con los menores. Es de actualidad
que se han cometido delitos graves y que ha habido menores
que están fuera del alcance de la Ley, para sorpresa e
indignación general. ¿Cómo se puede arreglar?
R.- Ese es un asunto que requiere una reflexión profunda y
serena. Soy de los que piensan que probablemente, y con la
mejor de las intenciones, cuando se aprobó la Ley se fue
excesivamente generoso. Se trató de primar la reeducación
sobre el castigo. Yo creo firmemente en la libertad y en la
responsabilidad individual. Cada uno es responsable de sus
actos y no podemos buscar excusas en la sociedad. Eso
también ocurre cuando uno es menor, aunque ese hecho atenúa
la responsabilidad. La discusión está centrada en qué grado
de atenuación existe por el hecho de ser menor.
Probablemente se haya cometido algún exceso con esta Ley.
Recientemente he escuchado al señor Rajoy decir que vamos a
plantear en septiembre una modificación de la Ley del Menor
para poner en marcha esto que estoy diciendo. Tratar de
adecuar las penas a los hechos y evitar estos casos
sangrantes que hemos conocido, que son muy graves y parece
que no tienen respuesta penal.
P.- Para terminar, ¿cómo ve el futuro de Ceuta?
R.- Creo que es una ciudad con mucho futuro. Depende de tres
factores: de lo que los ceutíes seamos capaces de hacer por
nuestra ciudad, tenemos que ser conscientes de que somos
quienes debemos poner las piedrecitas para ir construyendo
ese futuro de la ciudad; el segundo factor se deriva del
apoyo de las instituciones del Estado por los motivos que se
han explicado muchas veces: territorio separado, pequeño,
escasez de recursos, que requiere que el Estado haga un
esfuerzo especial; y como tercer factor está el desarrollo
de las relaciones futuras entre Euyropa y el Magreb. Espero
que nuestros vecinos del sur encuentren el camino para
desarrollarse económica y socialmente porque facilitará
mucho en el futuro los puentes para entendernos. Desde la
evolución de estos tres factores dependerá el futuro de
Ceuta, que yo pienso que será próspero.
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