Personalizar un vehículo, con nuevos elementos mecánicos,
con intención de incrementar el rendimiento del automóvil de
cara a una competición o simplemente por motivos estéticos
puede llegar a salir más caro de lo que a priori piensan los
ciudadanos; especialmente si las modificaciones que se
lleven a cabo no tienen el visto bueno.
La afición al 'tuning' gana cada vez más adeptos y ya no
resulta tan extraño ver coches con alerones traseros que
duplican de tamaño del que suele traer el vehículo de
fábrica, con equipos de música que ocupan completamente el
maletero, o utilitarios que cuentan con una suspensión que
permite bajarlo hasta los mismo niveles que un deportivo.
Sin embargo, en muchas ocasiones el realizar estas
modificaciones no están permitidas por Industria, lo que
provoca más de una sorpresa de los usuarios cuando se
disponen a realizar la revisión de su vehículo en la ITV.
En este sentido, el responsable de Iversur Melilla, Víctor
López recordó que cualquier cambio de elementos mecánicos,
aerodinámicos o todos aquellos que no traiga de serie ningún
modelo del coche deben ser legalizado.
Recomendaciones
Por tanto, recomienda que antes de realizar cualquier
modificación se comprueben cuáles son los elementos
susceptibles de modificación y qué medida según la
legislación vigente.
"No todo se puede legalizar", subraya. A continuación, según
explicó, dicho proyecto de modificación debería contar con
el visto bueno de un ingeniero.
Precisamente, como apuntó, es ahí donde se choca con los
intereses de los usuarios ya que la mayoría no están
dispuestos hacer frente a ese certificado, ya que supone un
coste adicional a los gatos que se han realizado en el
vehículo y que no se está dispuesto a asumir.
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