El número de divorcios, de separaciones y de nulidades
matrimoniales ha aumentado considerablemente en los últimos
años. Según el Centro de Investigaciones Sociológicas de
España, el número de divorcios ha aumentado un 47% y el de
separaciones matrimoniales en más de un 50%, lo que
significa que muchos menores estarán ingresando en
situaciones para las cuales pueden no estar preparados. Y
aunque pensemos que es mejor que la pareja se separe de que
continúen viviendo situaciones conflictivas de convivencia,
indudablemente una separación afectará a los hijos.
El caso de Ceuta no es uno de los más preocupantes si se
observa la estadística nacional; en el año 2006, se
produjeron 232 divorcios, 54 separaciones y ninguna nulidad.
Mientras que en 2007, el número de divorcios alcanzó los 259
casos, las 24 separaciones y continuó sin producirse ninguna
nulidad matrimonial, según los datos elaborados por el
Instituto Nacional de Estadística (INE). Conceptos como el
de nulidad, separación y divorcio que, a veces, se
confunden, pero comienzan a conocerse cuando ya se introduce
el término de custodia haciendo referencia al cuidado de los
hijos.
Según la terminología jurídica, el divorcio consiste en la
disolución del vínculo matrimonial en vida de ambos cónyuges
por efecto de una decisión judicial constitutiva, en
respuesta a una situación de crisis matrimonial. Por otro
lado, la separación matrimonial se produce cuando se
suspende la convivencia de los cónyuges y del resto de los
efectos del matrimonio. Y cabe distinguir dos casos: la
separación de hecho es el mero cese de la convivencia entre
los esposos con ánimo de interrumpir de forma definitiva la
vida conyugal; mientras que la separación legal o de
derecho, es la declarada judicialmente suspendiendo los
efectos del matrimonio y disolviendo el régimen económico,
afectando las relaciones paternofiliales. Por último, y sin
conocerse ningún caso en la ciudad autónoma durante los años
2006 y 2007 según los datos del INE, la nulidad matrimonial
es el supuesto en el que el matrimonio deviene ineficaz por
faltarle alguno de los requisitos esenciales que deben
concurrir en el momento de su celebración.
Una vez se han producido alguno de estos casos, entran en
juego la separación de bienes muebles e inmuebles y la
custodia de los hijos. Dos situaciones que pueden crear
malestar entre las partes involucradas si no hay un buen
acuerdo mutuo o una relación cordial entre ellos. En el caso
específico de la ciudad autónoma, y según los datos
facilitados por el Instituto Nacional de Estadística (INE),
la mayoría de divorcios y separaciones se saldan con la
custodia de los menores a la madre. Concretamente, en 2007
se produjeron 259 divorcios de los cuales en 120 casos la
custodia fue para la madre, en 8 casos para el padre y sólo
cuatro accedieron a la custodia compartida. En los otros 127
restantes, los hijos ya no eran menores de edad o quedaron
bajo la guarda y custodia de terceras personas. En el caso
de las separaciones, los resultados no difieren mucho con
respecto a lo expuesto anteriormente. De las 24 separaciones
que se produjeron en 2008, en 13 casos la custodia fue para
la madre mientras que para el padre o compartida, el
resultado fue cero.
Pero más allá de las cifras, están las historias personales;
historias que representan las dos caras de una misma moneda
que va dando vueltas en beneficio del hombre o de la mujer
ya que, en los tiempos que corren, la sentencia judicial
siempre queda en interrogante.
A modo de ejemplo, el caso del ceutí Benito Zapatero que ha
visto cómo sus más de treinta años de matrimonio han acabado
“en los juzgados, con denuncias falsas de mi ex mujer por
malos tratos de los que fui absuelto y todo, por la
separación de los bienes gananciales”, explicaba. Zapatero
vive actualmente en la localidad gaditana de Chiclana
mientras que su ex pareja sentimental continúa en el
domicilio familiar amparada por las medidas provisionales de
la Ley contra la Violencia de Género. El pasado 16 de junio
debían sentarse para presentar el inventario para el
posterior reparto de los bienes ganaciales, aunque no fue
así. “El juzgado ha retrasado la cita hasta diciembre y sólo
me han explicado que es verano, con mucho trabajo y que
debemos esperar hasta entonces. Me siento coartada porque
estoy sin poder vender ni compara nada y tengo escasos
ahorros. Y ahora la Justicia, que supuestamente sirve para
aclararlo todo, me limita mi vida porque no tienen
trabajadores. Ella vive como una señora y yo, fuera de mi
casa y de mi ciudad sin saber ya a qué atenerme”, expresaba
el ceutí.
Con un giro de 180 grados, la historia de la segunda mujer
en Ceuta a la que el juez ha retirado la custodia de sus
hijas después de decretar el divorcio entre los cónyuges. El
magistrado del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción
número 4 declaró el pasado miércoles la disolución del
divorcio de Rahama Abdeselam en el que además atribuyó al
padre de sus tres hijas menores, la guarda y custodia de las
mismas, quedando la patria potestad compartida entre ambos
progenitores. Pero Rahama, durate seis meses, carecerá de
esta última debido a un procedimiento penal en el que fue
condenada. “Me parece increíble la decisión de la Justicia.
He presentado mi perfil psicológico en el que me han
maltratado, testigos que aseguraron en el juicio que sólo
vivo por mis hijas y que llevo luchando años por tener su
custodia. Si esto es la Justicia, no creo en ella”,
concretaba.
Poco común y sólo existentes cuatro casos en la ciudad
autónoma, son las resoluciones judiciales que se saldan con
la guarda y custodia compartida de los menores en un proceso
de divorcio. Resoluciones que poco a poco van equilibrando
una balanza de derechos entre hombres y mujeres en toda
España que se ha puesto de manifiesto hace escasos días a
través de la sentencia de la Audiencia Provincial de
Barcelona en la que se ha establecido la guarda y custodia
compartida de dos menores de uno y tres años de edad.
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