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sociedad - DOMINGO, 2 DE AGOSTO DE 2009


juan haciendo merengue. j.l.

Obrador de la pastelería Vicentino
 

Para gustos, los pasteles

De distintas formas, colores y sabores,
los pasteles de Ceuta tienen fama de
ser unos de los mejores del sur español
 

CEUTA
J. Losan

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Temprano comienza la tarea en el obrador del Vicentino. Allí, a las seis y media de la mañana, cada día, de lunes a sábado, están funcionando a pleno rendimiento y dando salida a pasteles ricos y sabrosos hasta las tres de la tarde.

Juan, el más veterano de los pasteleros del Vicentino, lleva algo más de treinta y cinco años batallando entre harina, azúcar, chocolate, cremas, frutas confitadas, almendras… y un sinfín de ingredientes muy tentadores. Todavía estaba en edad escolar cuando ingresó en la pastelería y fue a partir de ahí cuando comenzó a apasionarse por esa profesión.

Mil pasteles y quince tartas es la producción media diaria. Claro está que esto depende de que en algunas fechas clave la cosa cambie. Por ejemplo, los santos con tradición en la ciudad (Antonio y Antonia, Juan y Juana, Carmen o África) se convierten en fechas donde se multiplican los encargos de tartas y se compran más bandejas de pasteles, algo que siempre tienen previsto y donde han llegado a tener que preparar más de cincuenta tartas.

Mayo, mes de comuniones es otro de los de mucho trabajo. Las tartas, en este caso, centran la producción los fines de semana, con los típicos pisos de bizcocho rodeado de merengue. Pero es el de diciembre, con la Navidad, cuando les toca trabajar a destajo.

Cuando le preguntamos por alguna especialidad, Juan vino a decir más o menos que ninguna en particular y todas en general. O sea, que allí podemos encontrar de todo, aunque sin dar de lado a ninguno otro, sí destacó algunos pasteles. Por ejemplo, la sara o los milhojas, que reconozco que le salen de rechupete.

En realidad no hay ni pasteles sencillos de elaborar ni muy complicados. Eso se explica en que a todos hay que darles muchos “toques”, como nos contaba Juan. Por ejemplo, una palmera de hojaldre, que parece sencilla, comienza con elaborar la masa, enrollarla dándole la forma del pastel, cortarla en las porciones individuales, cocerla en el horno y caramelizarla o darle baño de chocolate para terminarla. Todos los pasteles son muy entretenidos de elaborar.

Entre todos los que se estaban preparando, los más numerosos eran los de hojaldre. Las milhojas son los que más se venden en sus tres modalidades: griego, blanca y de chocolate. Luego le sigue la sara, el pitisú, la breva, la palmera, lenguas de tocino, mokas, calatravas… y una lista de elaboraciones que abre el apetito y hace la boca agua.

Los fines de semana preparan algunos dulces más sofisticados como las lenguas de chocolate, riquísimas, o la nueva incorporación del Vicentino: el tiramisú. Y es que, aunque ha disminuido un poco, en esta ciudad se sigue manteniendo la costumbre de comprar una bandejita de pasteles los fines de semana. Yo recuerdo de pequeño que la gente, cuando salía (especialmente los domingos) solía pasar por alguna de las pastelerías y confiterías de Ceuta, donde se formaban colas de clientes para llevarse una docena de pasteles. Y es curioso que se compren como los huevos, por docenas o medias docenas, costumbre que todavía persiste.

Dulces típicos

Cuando se aproxima la Navidad ya se van preparando para lo que se les viene encima. El día 24 de diciembre es uno de las fechas de mayor trabajo de todo el año, tanto que comienzan a trabajar de noche y pasan casi el día entero dentro del obrador con los hornos a total rendimiento.

Empanadas, bocaditos, pastelitos, y algunas tartas copan los estantes de las carretillas de la pastelería en esa fecha tan señalada. Y es que los caballas gustamos de tener algunos de esos detalles en nuestras mesas en la nochebuena.

Y sin abandonar las fiestas navideñas, el roscón de Reyes se lleva la palma en cuanto a ventas. Cientos de roscos de distintos tamaños, con relleno de nata, de chocolate trufado, salen de la cadena de producción durante tres días.

Tentaciones

No sé ustedes, pero yo creo (porque me encantan) que sería difícil que pudiera trabajar en un obrador de pasteles tantas horas diarias y no picar algo. Pues Juan dice que él no, que es muy raro que le pase, y sólo lo suele hacer para probar alguna elaboración nueva, como el caso del tiramisú, para comprobar cómo queda en el paladar.

De cualquier forma, simplemente el olor que existía en el obrador ya alimentaba. Mientras uno estaba dando retoques a los pitisús de chocolate, por otro lado se iba montando una tarda cortando las planchas de bizcocho. El horno estaba lleno de empanadillas de atún que quitaban el sentido, y al fondo, un carrito cargado con milhojas de chocolate, saras, brevas... decían “comedme”, como si fuera la aventura de Alicia en el País de las Maravillas.

Desayunos

Todos los productos que consuma usted en el desayuno o la merienda en el Vicentino son de elaboración propia. Parte de la jornada, principalmente las primeras horas, se dedican a preparar los croissants, bollos suizos, roscos, fantomas…

Antiguamente también elaboraban el pan que se gastaba cuando tenían restaurante, pero ya no lo hacen porque no sería rentable hacerlo en poca cantidad.

En el obrador trabajan cinco personas, aunque una estaba de vacaciones en el momento de realizar este reportaje. Las familias están acostumbradas ya a estos horarios algo distintos a los del resto de los trabajadores. Al menos, este año han pasado la jornada de descanso al domingo y pueden ir todos juntos a la playa. Y ya puestos, ¿qué tal unos pastelitos?
 

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