Cada una tiene su historia, su recorrido, su anécdota. Un
pasado, un presente y un futuro que, en tiempos de crisis,
aparece de todos los colores menos el blanco. Pero
precisamente, en esta época de sequía económica y humana,
siempre hay alguien dispuesto a tender una mano, o dos, o
las que hagan falta. Así lo ven cada vez más mujeres
trasfronterizas, también españolas; ya no importan las
razas, ni las creencias, ni las religiones, sólo cobra
importancia la palabra necesidad.
Y para cubrirla, muchas de ellas acuden a la asociación
local Digmun que, con sus puertas abiertas, asesoran,
informan, forman y asisten a cientos de mujeres que tienen
algún interrogante que resolver. Uno de sus programas de
intervención, y de los más solicitados, es el de ayuda
humanitaria juguetes, telas, enseres, vestuario. El número
es impreciso porque en él se atienden a muchas de las
alumnas de las clases de alfabetización y español, y mujeres
procedentes del norte de Marruecos. Pero casi a diario
varias acuden a la sede de la entidad buscando una solución
a sus problemas con el fin de mejorar la calidad de vida.
“La realidad es que Ceuta es muy solidaria pero tenemos
mucha colaboración de la península que nos envía bolsas de
ropa o material escolar. Lo cierto es que nos llegan mujeres
casi todos los días pidiéndonos cosas para los niños, para
ellas y, sobre todo, trabajo, sólo que este último es muy
difícil y más ahora”, explicó Alicia Morales, administrativa
de Digmun.
Desde 2005, esta entidad que lucha por la dignidad de las
mujeres y los niños lleva desarrollando una labor social de
aportar a los que más lo necesitan aquellas pequeñas cosas
que son fundamentales para intentar mejorar las condiciones
de vida. Pero, por circunstancias del destino y la situación
económica global, la caridad se ha acentuado y el esfuerzo y
la atención al prójimo corren de la mano. “Antes sólo venían
a por nuestros recursos mujeres trasfronterizas pero, cada
vez más, vienen españolas, entonces sí que hemos notado la
crisis. Quizás lo peor sean las historias, muy tristes;
gente que nunca lo han pasado mal y ahora tienen que venir
aquí a por comida. Pero claro, los derivamos a otros sitios
dependiendo de la dificultad que presenten aunque aquí
tengamos una abogada, una ATS, educadoras y otras
profesionales”, concluía Morales.
Comerciantes locales, empresas españolas, oenegés de
Asturias y Sevilla colaboran en un mano a mano con Digmun,
que se ha convertido en una red solidaria incluida dentro
del Foro Temático y Social ‘Por un mundo distinto’. Todos
dispuestos a tender esas manos que hacen falta para que a un
niño no le falte comida o a una mujer, una sonrisa. “Conozco
Digmun desde hace dos meses y me ayuda en todo: comida,
pañales, juguetes para las niñas, una escuela para aprender
español. La verdad es que la he conocido porque muchas
mujeres me hablaron de esto ya que la crisis nos está
afectando tanto a la gente de Marruecos como a la de aquí”,
confesaba Fátima Sora, procedente de Larache.
Pero para paliar definitivamente estas circunstancias, en
las que fluyen pobreza, intolerancia o violencia, Digmun
estudia cada caso, el acompañamiento, el asesoramiento, y lo
deriva a los múltiples servicios que ofrece la Ciudad
Autónoma. Y todo ello, para promover actividades y proyectos
que sirvan para superar situaciones de discriminación o
desigualdad que sufren determinados sectores de este
colectivo para proporcionarles mayor bienestar, un futuro
digno y una adecuada integración en la sociedad; lemas que
responden a la filosofía de la asociación Digmun.
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