Tanto a unos como a otros les van a quedar abolladuras en
las palmas de las manos de tanto tirar piedras y esconder la
mano. Honorable ejercicio. Desde una parte filtran unas
cuentas injustificadas, dando a entender que el ex
presidente del Príncipe no ha dado cuenta de un dinero
aportado por la Ciudad y el ICD. Por otro lado, con un
efecto irónico, Laarbi Mohamed, acusa al vicepresidente de
la actual junta de no ser vecino de esta barriada y
manifiesta que la junta directiva nueva no ejerce de pleno
derecho porque no se ha molestado en finiquitar el cambio de
poderes dentro de la Asociación de Vecinos. “No pueden tener
la justificación de los gastos porque no se han molestado en
pedírmelos”, apuntó Laarbi hace unos días.
Después de esta polémica, ya venturosa, ya pasada, tanto una
parte como otra han tocado la fibra sensible de este
periódico. Y por ahí, oiga, no pasamos. Porque también
tenemos nuestro pequeño corazoncito. Los extractos bancarios
salieron de la sede del Príncipe Alfonso y se nos dieron a
conocer deliberadamente. Los datos, mal que le pese a Laarbi,
siguen sin estar justificados.
Vale que se pueda considerar al presidente de la Asociación
de Vecinos del Príncipe como un alcalde de la barriada. Pero
de ahí a pagar con ese dinero el arreglo de las casas de
unas ancianas va un trecho. ¿Es esa tarea de una Asociación
de Vecinos, o de la Consejería de Asuntos Sociales? ¿Qué
criterios siguieron en la junta directiva de Laarbi para
adjudicar esas ayudas? ¿Por qué unas ancianas sí y otras no?
¿Qué se les arregló? Que sepamos, ese dinero procede de la
Administración y no es un donativo de Laarbi, porque él
representaba a toda una barriada y ante ella tenía la
obligación de dar cuentas. Y, por el momento, no se han
dado. En cuanto las tengamos, las publicaremos, mientras
tanto, diremos que las cuentas no están justificadas,
incluso concederemos el beneficio de la duda.
Otra partida presupuestaria procedente de la cuenta de Caja
Madrid iba destinada al encargado de la pista, según
comunicó Laarbi. ¿No hubiera sido más fácil que Laarbi o el
encargado de la pista hubieran salido públicamente con un
justificante para dejar en evidencia a la nueva junta? A
Laarbi le han bastado unas declaraciones, unas palabras en
los medios de comunicación para desmontar a toda una nueva
junta directiva que días antes había denunciado que la
cuenta había pasado de marcar 2.500 euros a marcar 0 euros
en una semana. Vaya suerte. Una denuncia que, recordemos, se
había hecho ante la Federación Provincial de Asociaciones de
Vecinos por medio de un extracto bancario. Nadie ha hecho
magia y ese extracto es real y tangible.
No hemos acusando a nadie, solamente nos hemos hecho eco de
la preocupación manifestada y filtrada desde la junta
directiva. El equipo de Kamal ha reculado. Nosotros nos lo
hemos pensado mejor y tiramos adelante. Si la junta
directiva ha tosido a un enemigo al que ni tan siquiera
pueden acariciar los bigotes, tanto Kamal como su
vicepresidente deberían reconocer su metedura de pata y no
dejar a los mensajeros de estúpidos. Que cada uno aguante su
vela y cuando haya que aplaudir amiguismos de conveniencia,
no les quepa duda de que nosotros también participaremos en
ese aplauso, sobre todo, porque confiamos en el buen
entendimiento como el camino más honorable entre directivos
entrantes y salientes. Mientras tanto, seguiremos pensando
que huele a chamusquina, hasta que no nos demuestren lo
contrario. Que se las apañen.
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