Otra vez, y van cuatro
consecutivas, ha tenido a un español en el primer puesto,
con lo que se demuestra que, en la mayor parte de los
deportes, hoy, España ocupa un lugar especial.
Cuando uno tiene ya bastantes años y ha pasado hace tiempo
de los 50, no puede por menos de echar la vista hacia atrás
y recordar que allá por los años cincuenta y principios de
los sesenta ya fue toda una gloria, que casi paralizó el
País, España, con la victoria de Bahamontes.
Aquello parecía algo único y se valoró durante muchos años,
hasta que en 1973, otro español, pero afincado en Francia,
con todas las características del ciclismo francés de la
época, también lograba ser el primero en París, para
inscribir su nombre en la primera ronda por etapas, me estoy
refiriendo a Luis Ocaña, cuya victoria, pues, volvía a poner
a nuestro país en un pedestal destacado
Ahora ya es distinto, ahora se va a valorar y mucho el
triunfo de Alberto Contador, su segundo Tour, en las tres
ediciones, pero esta no va a ser vista como la mayor gesta a
destacar en el deporte español de nuestros días, cuando
lleguemos a finales de año, por cuanto junto a este triunfo
aparecerán en otros deportes, como Tenis, Fórmula 1,
Motociclismo, Natación o Piragüismo, unos resultados que
ponen a España en lo más alto.
Hoy por hoy, con todos sus defectos y virtudes, la juventud
española es deportista y no es sorpresa que se logren
triunfos en motociclismo, en piragüismo o el oro en algunas
de las especialidades de natación. Tampoco ha dejado
perplejo a nadie que Contador fuera el antecesor y el
sucesor de Sastre en el podio de París.
No sorprenden ya los triunfos y todo esto lo ha traído
aquella etapa de preparación de las olimpiadas de 1992, las
de Barcelona, en las que se hizo todo lo posible por
presentar unos juegos olímpicos que deslumbraran al mundo,
pero también que atrajeran a España por los éxitos de
nuestros deportistas.
Y ha sido, precisamente, desde 1992, desde cuando al llegar
a unas olimpiadas, a unos campeonatos de Europa o del Mundo
ya se hagan previsiones de las medallas que se pueden lograr
y que, al final, se logran.
Atrás, pues, quedó aquello que tanto animó, en su día, de “
lo importante es participar”. Hoy vamos mucho más lejos, es
importante participar, pero nosotros aspiramos, también, a
ganar y ganamos.
Volviendo al triunfo de Alberto Contador, su éxito hay que
valorarlo desde otra perspectiva más, por cuanto ha tenido
que combatir frente a los equipos adversarios y frente a su
propio equipo, o frente a parte de él.
El Astaná ha logrado un gran triunfo, ha dejado una larga
estela de publicidad, pero quería otra cosa, que hubiera
considerado el “no va más” si el triunfo hubiera caído del
lado del americano Astrong.
Ahí es donde estaba el principal problema para Contador, en
cuanto que se intentaba que un hombre de 38 años, tras tres
temporadas sin montar en bicicleta, fuera el ganador de esta
nueva edición, para así sumar otra victoria más a las más de
media docena que ya ha logrado en años anteriores.
Este hecho, particularmente, nos hace valorar mucho más a
Alberto Contador que se ha tenido que fraguar el triunfo con
mucha menos ayuda de su equipo de lo que hubiera sido
normal. Aun así ha logrado su segundo Tour, es un honor para
nuestro deporte.
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