Los últimos acontecimientos,
protagonizados por menores, nos llevan a la actualidad.
Chavales menores de edad que violan a otras chicas menores
de edad. Tres casos consecutivos, en distintas localidades,
nos ha llevado a preguntarnos, a la mayoría de los españoles
¿qué es lo qué está ocurriendo?. ¿Y por qué ocurren estas
cosas?.
Ante esa pregunta, ya han salido a la palestra las mentes
pensantes dando distintas opiniones. Unas pidiendo
actualizar la Ley del menor, reduciendo la edad para poderlo
juzgar como un delito. Y otras, cómo no, diciendo que eso de
rebajar la mayoría de edad no conduciría a nada, porque hay
que proteger al menor. Y uno en su enorme inocencia, se
pregunta, a qué menor hay qué proteger, al delincuente, al
violador o aquella menor indefensa que ha sido violada.
Porque, cosa curiosa, algunos de esos menores cuyas edades
oscilan ente los once y doce años, han sido puestos en
libertad. ¿A qué menores estamos protegiendo?. Sólo
pregunto.
Bueno y ya rizando el rizo el ególatra, ese que se escucha y
cierra los ojos cada vez que habla, le echó las culpas a
Rajoy. Este personajillo de medio pelo alcanza, en cada una
de sus intervenciones, el máximo grado de la estupidez.
Además, por qué no decirlo, el personaje es tonto a las
tres.
Y como, en este asunto, caben toda clase de opiniones, que
ya se sabe que todas la opiniones son igual de respetables,
pues voy a dar la mía, que también tengo derecho a darla.
Creo que el actual sistema educativo deja mucho que desear.
En el mismo, se ha perdido el principio de autoridad del
maestro. Unas veces porque algunos de esos maestros han
creído que ellos y los niños eran iguales y en otras
ocasiones, porque los niños tienen tantos derechos, que han
dejado a los profesores en manos de los niños.
Hasta dónde habrá llegado la cosa, que si un profesor
suspende a un alumno se expone a recibir la visita de los
padres, hermanos, primos, tíos y demás parientes, en el
mejor de los casos, pidiéndole explicaciones. Ni les cuento
lo que puede pasar en el peor de los casos.
La familia bastión incuestionable en la vida de cualquier
país, como tal familia, está de capa caída y presta a
desaparecer como tal institución, con lo cual la cosa se
deteriora de tal forma que será muy difícil volverla a
recomponer.
Se les han dado tantos derechos a los niños, que los padres
no son respetados, y si se les pierde el respeto a los
padres, qué queda de una familia. No queda nada.
Adiós a la familia, adiós a una institución que es pieza
fundamental para la educación de los hijos y, sobre todo,
pieza clave para la buena marcha de la sociedad.
No vale echar las culpas a nadie. Todos se han podido
equivocar creyendo hacer lo mejor par la sociedad. Pero lo
mejor se ha demostrado que no es darle tantos derechos a los
niños y tan escasas obligaciones. Y sobre todo hay que
cuidar y mucho a la familia, base fundamental de la
educación.
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