Llegó la hora, mejor dicho el día,
de cerrar el sufrido PC y largarnos de vacaciones. Esta vez
en serio. Nos largamos de vacaciones hasta mediados de
septiembre.
Cierro el PC, que ha sido mi mejor amigo en cuanto no me ha
abandonado en mi empeño por mantener viva esta ventana de
“El Pueblo de Ceuta”, en un momento en que el país está que
arde.
Está que arde por la ola de incendios que vienen
produciéndose con peligrosa frecuencia; por las altas
temperaturas que reinan en muchos lugares y por el calor que
genera en ciertos cerebros descerebrados.
Algunos de esos descerebrados explotan su ardor matando
impunemente a sus semejantes en riñas o abusos domésticos
incalificables… ¡¡hasta niñas matan!!
Los peores descerebrados son esos que prenden fuego a
nuestro paisaje mil veces descritos sublimemente por plumas
insignes y retratados soberbiamente por fotógrafos enormes.
Todo eso seguirá ahí, peor no podía ser, pero yo no estaré
redactando sobre lo mismo en éste período que me tomo
libremente a mi aire.
Dejo las últimas parrafadas de este artículo en un intento
de remachar la política actual de los peperos, que ya no
saben que hacer para seguir en sus intentos de mancillar al
Gobierno.
En mis dos últimos artículos escribía sobre Gibraltar y los
bomberos… mucha grima da saber que el PP antepone su vulgar,
simplona y raquítica política partidista a los fallecidos en
los incendios, aprovechando tan luctuoso suceso para
demostrar su auténtico nivel humano.
Ya sabemos como son. Que cuestionen las actuaciones
policiales no les cuadra en absoluto porque ellos, los
peperos, están acostumbrados a crear estados policiales de
hecho pero sin derecho.
Más le vale que se callen ya. Bastante demuestran los
tremendos errores políticos que cometen a cada paso en falso
que dan.
Pero por hoy, porque nos largamos de vacaciones, paro el
carro de la crítica y aprovecharé estos días de asueto para
recargar las baterías de mi cámara fotográfica y de mis
células grises para la vuelta.
Quiero escribir directamente a todos los amigos y conocidos
de mi ciudad natal con un solo deseo: que pasen buenas
vacaciones al estilo caballa. Siento no poder estar con
vosotros, que es mi deseo sincero, estos días de verano con
la feria delante.
Un abrazo grande para la gente de Ceuta que han tratado
conmigo de manera sincera y maravillosa, desde Juan Vivas y
el delegado del Gobierno, Fernández Chacón, con sus
respectivos equipos, hasta los amigos y propietarios de los
bares y restaurantes que he frecuentado durante ese año y
medio que pasé con todos.
Tal vez estas palabras hagan suponer una despedida fúnebre,
no lo es aunque el viaje que voy a hacer pueda implicar
sugerencias cercanas. El país que visitaré y que ya visité
hace poco, está asentado sobre una auténtica bomba de
relojería por ahora totalmente dormida.
En fin, adiós hasta la vuelta.
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