Las “telemierdas”, aunque pueda
perecer increíble, están haciendo un extraordinario trabajo
a favor de la incultura de este hermoso país llamado España
demostrando, en cada uno de esos programas, que no hace
falta estudio alguno, para ocupar un puesto bien renumerado
en algunas de las tertulias que organizan para criticar a
todo bicho viviente.
La mayoría de los tertulianos / as son personajillos con una
ínfima cultura, que ven la paja en el ojo ajeno mientras no
ven la viga en el suyo. Algunos de estos personajillos / as
han llegado a formar parte de esas tertulias por ser
“famosos”, ya que han participado en algunos de esos
“reality show”, que montan esas cadenas.
Y para vergüenza ajena les denominan “famosos”, no por haber
hecho algo importante en sus vidas, que merezca la pena
resaltar, sino por el simple hecho de haber estado en una
casa conviviendo con otros personajillos o por haber
participado en algún que otro concurso donde, por supuesto,
nunca gana el mejor. Oiga, por esa simple participación les
llaman, a todos estos personajillos, “famosos”. Manda…la
cosa.
Mientas, todos estos “famosos” se sientan en las tertulias
correspondientes, ganado una buena pasta que les permite
incluso comprarse algún que otro chalet valorado en 600.000
euros, los periodistas que han terminados sus estudios
después de pasarse cinco años en la universidad, no
encuentran trabajo. Es más, no hace mucho, han despedidos a
más de dos mil periodistas profesionales, manteniendo a toda
esa fauna de “famosos” que cuando hablan le pegan patadas al
diccionario.
Y lo que es más curioso, que todos estos programas
organizados por las “telemierdas”, tienen una gran audiencia
con la que les van permitiendo aumentar el número de la
España de la incultura. Y es que nos guste o no, somos un
país donde nos gusta escuchar toda la mierda que se dicen
del resto de los españoles y escuchar atentamente todas las
historias que, en la mayoría son auténticos montajes, van a
contar todos estos personajillos, a los que nos se les cae
la cara de vergüenza al poner sus vidas la desnudo.
Si ustedes tienen la amabilidad de fijarse un poco, verán
como en este circo, porque es un circo, siempre aparecen los
mismos personajes, contando las mismas historias.
Y todos dicen lo mismo, “hay cosas que no puedo contar en
estos momentos”, lo que da lugar a una nueva entrevista,
poco tiempo después, donde volverá a contar lo que ya contó,
y recibir la correspondiente parte económica.
Después del personaje en cuestión, ira a otra entrevista, la
hija, el marido del que está separada, y una cuñada que al
olor del dinero, se presta a contar cosas que todos sabemos.
Su intervención da pie a que, de nuevo, vuelvan los
personajes a poner en el lugar que corresponde a la cuñada.
Eso sí, siempre se traerán a los mismos personajes, contado
lo mismo hasta que el tema se agota, después se volverán a
traer a personajes que están en la recamara esperando su
turno. Y así seguirá girando la “telemierdad” por los siglos
de los siglos. Y este circo, como la noria seguirá girando.
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