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ACTUALIDAD - LUNES, 27 DE JULIO DE 2009


chabola del Príncipe. fidel raso.

URBANISMO
 

La Asociación de Vecinos del Príncipe recopila datos sobre
un centenar de infraviviendas

Los representantes vecinales, en
coordinación con la Ciudad, buscan contrastar la información disponible
para que puedan abordarse los
casos más urgentes y antiguos

CEUTA
Tamara Crespo

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Una de las primeras tareas abordadas por la nueva Junta Directiva de la Asociación de Vecinos del Príncipe Alfonso ha sido la de recopilar datos sobre el que considera uno de los problemas más acuciantes de la barriada, la infravivienda. Hasta el momento, ha reunido, mediante partes de incidencias, información acerca de 110 casas que presentan graves deficiencias. Una vez completen esta revisión, y tal como han acordado con el consejero de Fomento, Juan Manuel Doncel, contrastarán su lista de afectados con las que obran en los servicios urbanísticos y sociales de la Ciudad para establecer las prioridades en los realojos.

Calor asfixiante en verano, frío en invierno, ratas, peligro de explosión o de incendio por instalaciones eléctricas o electrodomésticos en pésimo estado... Este es el panorama desolador que presentan algunas viviendas de la barriada de Príncipe Alfonso. La nueva Junta Directiva de la Asociación de Vecinos se ha puesto manos a la obra y como una de sus primeras tareas ha abordado la recopilación de datos, ofrecidos por los propios afectados, sobre estas situaciones.

Hasta la fecha, y tal como mostraron a EL PUEBLO, que visitó con los representantes vecinales algunas de estas infraviviendas, han recogido 110 ‘partes de incidencias’, en los que los vecinos anotan su dirección y las deficiencias que presentan sus casas. En próximas fechas y tal como acordaron con el consejero de Fomento, Juan Manuel Doncel, los representantes de los vecinos se reunirán con el director de la Oficina Técnica de Obras, Javier Arnáiz, con el fin de contrastar los datos de los que disponen con los que tiene la Ciudad, procedentes de los servicios de urbanismo y Servicios Sociales.

El objetivo de la asociación es, tal como señala su vicepresidente, Moshin Mohamed, que los realojos que se lleven a cabo no sólo beneficien a los vecinos afectados por las obras de urbanización en marcha, sino que se tenga en cuenta también otros casos urgentes y a veces, más antiguos. “Hay mucha gente que lleva años en una situación muy precaria y no se deben de olvidar de ellos aunque en las zonas en las que viven no se estén haciendo obras”, señaló Mohamed.

Este es el caso de Fatima Layasi, una joven de 33 años, madre soltera, que vive con su pequeño, de 9, en el número 54 de la calle Este, justo enfrente de la farmacia del barrio. Su “vivienda”, que según cuenta construyó su padre, ya fallecido, no es sino una chabola de dos plantas con techo de uralita y ciega en prácticamente el 50 por ciento de su espacio, de apenas 30 metros cuadrados. Layasi mantiene la cocina -la típica de ‘camping’, alimentada con gas butano- cubierta con papel de aluminio porque, dice, las ratas entran a diario por un agujero del techo, justo encima del lugar en el que prepara la comida. Este hueco, al igual que el “servicio”, en un espacio contiguo y sin más sanitarios que un váter turco, no tiene luz. Ambos reciben tan sólo, de noche y de día, la tenue iluminación de una bombilla situada en un punto medio.

Fátima y Mohamed Alí, un joven matrimonio, viven en otra calle del sector Este en las mismas lamentables condiciones, en su caso, con tres niños, Mohamed, Hamsa y Zakarías, de 13, 6 y 3 años. Los dos más pequeños dormitaban en una de las calurosas mañanas de esta semana en la habitación que sirve de dormitorio a todos ellos, y donde el cabeza de familia realiza el único trabajo por el cual ingresa unos euros al mes, la reparación de aparatos electrónicos.

Al igual que en el precario hogar de Fatima Layasi, en la casa de Alí apenas podía respirarse bajo el techo metálico, que irradia el calor del exterior con una fuerza asfixiante. El olor a humedad, los cables peligrosamente colocados sobre los muebles y la falta de espacio son los denominadores comunes de las condiciones de vida de estos vecinos.
 

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