Desde hace unos meses a este tiempo se ha hablado mucho del
papel de la Federación de Vecinos (FPAV) en estos dos
últimos años de legislatura. Las dimisiones dentro de la
junta directiva y las voces críticas llegadas desde varias
asociaciones de vecinos con respecto a la labor de Ramos y
el papel empresarial que ha tomado el organismo que preside
han abierto un debate dentro del movimiento vecinal: ¿ha
perdido la Federación su papel reivindicativo? ¿Se ha
agotado la etapa de José Ramos? ¿Es beneficioso para todos
que las Brigadas Verdes dependan de la FPAV? Los presidentes
de las Asociaciones de Vecinos responden favorablemente al
equipo de Ramos, pero ojo, a cara descubierta. Será distinto
lo que las urnas digan luego, con una votación que debe ser
secreta, tal y como exige la democracia. De cualquier modo,
da la sensación de que el apoyo será favorable a Ramos y que
el grupo de descontentos necesitará de un otoño abundante en
lluvias para recoger una cosecha en enero que le reporte la
victoria y el cambio de rumbo que desean. Importante será
ver el papel que los partidos políticos juegan en esta
partida de ajedrez. El PP, muy cercano en relaciones y
pensamiento a la gestión de Ramos, confía en la continuidad
de éste, que hasta no hace muchas semanas dudaba de si
presentar su candidatura. Por otro lado, también será una
oportunidad para ver cómo se manejan UDCE y PSOE, sabeedores
de que las barriada son al fin y al cabo un caldo de votos
nada despreciable. Desde luego, el panorama se pone cuanto
menos interesante, ya que Ramos debe defender su posición y
la de toda su junta directiva en los próximos cinco meses.
Le avala su trabajo, su disposición y su papel de buen
gestor, pero existe la preocupación de que se haya acomodado
después de haber conseguido en los últimos años la mayoría
de sus anhelos para la Federación.
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