Si bien existen incendios
forestales producidos por causas naturales, como la caída de
rayos,aunque el origen de la gran mayoría de ellos se debe a
la acción humana. Sea por imprudencias, sea de forma
intencionada, el humano es causa directa o indirecta del
100% de los incendios que se producen en el mundo. Aunque
normalmente se ocasionan, en épocas estivales, y en climas
secos o subsecos, como el mediterráneo, donde la vegetación,
sobre todo de montañas es seca, y además, algunos árboles
como los pinos, sueltan sus hojas secas en grandes
cantidades con lo que ayuda a que el incendio se propague
mejor. Y, en Ceuta, el monte bajo es lo que más arde. El
fuego se transmite a nivel del suelo aprovechando la
existencia de matorrales y restos orgánicos... porque de eso
hay en demasía.
Las sirenas de los vehículos de bomberos se oyeron
practicamente al mismo tiempo en varias direcciones
distintas, pero todas hacia las zonas de monte. Serrallo y
su límite con el Príncipe y en el kilómetro 7 del perímetro
fronterizo, por detrás de Aranguren. Entre las 15’30 y las
16’00 horas dos fuegos activos con serio peligro florecían
repentinamente. O no.
Vigías militares dieron cuenta de la presencia de un grupo
de unos cuatro individuos que merodeaban por los alrededores
del vallado del Serrallo, próximo al Príncipe, poco antes de
declarse el fuego. ¿Casualidad?.
Nada más llegar al lugar del primer incendio se supo de otro
en un punto distinto, en el perímetro fronterizo, pasada la
finca Guillén. ¿Casualidad?.
Un hecho que sirvió para poner a prueba los sistemas
antiincendios previstos para esta temporada veraniega. Los
bomberos respondieron con maestría y capacidad, los agentes
forestales de la Consejería de Medio Ambiente también
estuvieron al tajo y si por colaboración extra, la hubo de
la Guardia Civil y de la Legión... eso sí Cruz Roja atenta.
Los medios funcionaron, esta vez.
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