Sin barreras, sin obstáculos, con derechos y posibilidades
de gozar de lo que todos disfrutamos. Así se sienten día a
día los más de 200 ceutíes que, por su propia discapacidad
física y psíquica, han acudido y solicitado los servicios de
salvamento y socorrismo de la empresa local Almina Rescue,
preparada para que todos los ciudadanos pueden llegar al mar
en esta época en la que las altas temperaturas sólo se
sofocan con un buen baño.
Las sillas y muletas conocidas como anfibias se convierten
en los instrumentos básicos para que este colectivo pase
agradables jornadas de sol en las diferentes playas ceutíes
tales como Ribera, Chorrillo y Benítez. “Con ellos
transportamos a las personas discapacitadas y las llevamos
por el camino de madera hasta el mar. Una vez sumergidos,
les damos el baño, los paseamos por el agua y hablamos con
ellos. Con las muletas, que tienen el privilegio de no
hundirse, no se oxidan y flotan en el agua, se guían las
personas más o menos dependientes que no necesitan la
silla”, explicaba Yolanda Obena, encargada del servicio de
salvamento y socorrismo.
Otro de los factores que propician el que cada vez sean más
los usuarios los que se acerquen a este servicio es que no
tiene contraprestación, siendo totalmente gratuito, desde
las doce de la mañana hasta las siete de la tarde. Gracias,
además, del convenio con la Consejería de Asuntos Sociales.
Durante el mes de junio, Almina Rescue ha atendido a un
total de 94 usuarios en las distintas playas; 26 en Ribera,
33 en Chorrillo y 35 en Benítez. Pero el boca a boca ha
logrado que, en lo que va de mes, se haya incrementado la
demanda en 128 beneficiarios. “No suelen venir desde ninguna
asociación en concreto pero sí es cierto que poco a poco se
van concertando los servicios para grupos como por ejemplo
Cocemfe o Apross. Otros vienen por su cuenta o con las
familias”, esgrimía Miguel Martínez, fundador de la empresa
local.
Ver la sonrisa de los más pequeños, la ilusión de sus
padres, recibir el agradecimiento de los que más lo
necesitan son esas pequeñas cosas que motivan el
mantenimiento de este servicio y por lo que se ven
recompensados sus trabajadores. “El que viene una vez,
repite, eso es seguro porque es una comodidad tanto para el
beneficiario como para su familia. Hay personas que tienen
problemas para venir a la playa por la sombrilla, la silla
de ruedas y otro enseres. Entonces aquí se encuentran con
todo el material, con un sitio para dejar las cosas, con
sombra, con agua fresca para beber, personal que los atiende
continuamente a gusto del cliente”, informaba Martínez.
Un total de ocho profesionales conforman la plantilla de
esta entidad; ven su mayoría son cuidadores especializados
aunque desde la empresa también se imparten cursos para
intentar cada año mejorar el servicio. Aunque “el beneficio
que nos genera a nosotros este servicio es la satisfacción
de ver la sonrisa del usuario cuando está disfrutando de la
playa. Eso no tiene precio; el ver que una persona que ya de
por sí en su vida tiene dificultades, disfruta, está cómodo,
se va con una sonrisa y te dan las gracias todos los días, y
eso en casi ninguna empresa lo obtienes por eso nuestro
objetivo es que ellos se sientan como uno más en la playa”,
se sinceraba Martínez.
Para romper todas esas barreras que muchos ciudadanos creen
que todavía existen cuando llega la temporada estival
simplemente hay que acudir a alguna de estas playas, Ribera,
Chorrillo y Benítez, y ponerse a disposición de estos
profesionales.
¿Cuáles son los resultados?. “Trasladamos hasta aquí a seis
alumnos con grandes discapacidades, con movilidad reducida y
sin poder valerse por sí mismos. Siempre están deseando que
llegue el viernes para poder venir aquí y cómo se portan muy
bien con nosotros, repetimos. Lo que más les gusta es venir
a la playa porque así son felices; no paran de reir, de
jugar, es darles la vida. El que antes de dejarlos en sus
casas estén todo el tiempo agradeciéndotelo, no tiene
precio”, confesaba la presidenta de Cocemfe, María del
Carmen Nieto.
Pero son los propios niños, a pesar de sus dificultades, los
que transmiten con la mirada y el gesto lo que significa una
simple hora junto al mar. “Estaba deseando que llegase el
verano; me siento feliz y gracias a todos los que están con
nosotros por traernos. Lo que más me gusta de la playa es
cómo me ayudan a bañarme junto a mis amigos y mis amigas”,
argumentaba la pequeña Nora, usuaria de Cocemfe.
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