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sociedad - JUEVES, 23 DE JULIO DE 2009


juan manuel suarez del toro. cedida.

presidente nacional cruz roja española
 

«El sentimiento de generosidad y preocupación de la gente está más presente que nunca aunque no sepamos exteriorizarlo»

El presidente nacional de Cruz Roja Española constata que, a pesar de la crisis, la recaudación con la venta de boletos del Sorteo de Oro se ha incrementado con respecto a años anteriores
 

CEUTA
Cristina Marzán

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Corren malos tiempos para todos pero, a pesar de ello, “el sentimiento de generosidad y preocupación de la gente está más presente que nunca aunque no sepamos exteriorizarlo”. Así lo constató el presidente nacional de Cruz Roja Española, Juan Manuel Suárez del Toro, quién advirtió que la recaudación a través de la venta de boletos del Sorteo de Oro se ha incrementado con respecto a años anteriores. Pese a que la pérdida de valores sumados al capitalismo y la desigualdad mundial están a la orden del día, Suárez del Toro argumentó que el número de voluntarios y cooperantes crece a ritmo acelerado en esa lucha por los derechos y la dignidad que “todos los seres humanos, como tales, merecemos”.

Pregunta.- ¿Qué significa para usted la universalidad y representarla como máximo exponente de Cruz Roja Española?


Respuesta.- La universalidad es que todos tengamos los mismos derechos y merecemos la misma dignidad, mas allá de cualquier tipo de diferencias. Todo ser humano merece la dignidad que como tales tenemos. Cruz Roja siempre intenta ayudar a las personas con mayor vulnerabilidad y lo que pide siempre es el respeto de los derechos fundamentales de las personas, y deben cumplirse. Ayuda material, alimentación, educación pero también en los aspectos sociales y psicológicos Cruz Roja debe estar ahí y por eso se ha transformado en una red de solidaridad mundial donde el voluntariado es el factor fundamental, ese principio de universalidad junto con otros, como la humanidad, constituyéndose esa filosofía de estar pendiente de la otra persona.

P.- ¿Cómo definiría el concepto de caridad?

R.- Varía mucho de unos países a otros y significa el tener ese gesto de ayuda a los demás. Muchas veces nosotros nosotros no queremos emplear el aspecto compasivo y, sin embargo, en otros lugares del mundo sí se alude a él porque, en el fondo, significa ‘padecer con’. Pero, en términos generales, estamos hablando de que todas las personas tienen una dignidad que merecen y entre todos conseguir que sea efectiva.

P.- Esta institución podría describir la otra cara de la historia de la humanidad, la de los pobres, necesitados y desamparados ante los ojos del poder, ¿nunca se ha replanteado contarlo a través de la literatura?

R.- Siempre surge. Todas las historias, según quién las cuente, tienen una visión u otra. Pero las versiones no son muy diferentes de unos países a otros o de unas circunstancias a otras. Por ejemplo el fenómeno migratorio, que ha existido siempre pero a unos nos ha tocado vivirlo hace 30 ó 40 años, a otros ahora y varios lo padecieron el siglo pasado pero todos buscan lo mismo: el progreso, la esperanza, la mejor vida para sí mismo y para los suyos. Pero si observamos a un lado y a otro con actitud de mira, la historia de la humanidad se repite y hay que saber verla desde todas las perspectivas, no sólo guiarnos por una visión unilateral de ella.

P.- ¿Es su objetivo prioritario que desaparezca esta entidad?

R.- Con toda la prudencia posible, en el fondo nos gustaría no tener que actuar porque eso significaría que las guerras dejarían de existir, que la pobreza desaparecería, que las catástrofes naturales no causarían estragos, que las personas mayores no se quedarían solas, que la infancia y la juventud no sufrirían. Pero hay otro aspecto que me gustaría que existiese siempre y es que siga siendo una red de solidaridad mundial donde muchísimas personas pueden transmitirse esa generosidad, ese cariño, ese gesto voluntario hacia el otro porque es bueno para todos, para los que reciben un aliento, una sonrisa, o una palmada.

P.- Ahora que los problemas se incrementan en todas las zonas del mundo, ¿cómo afronta Cruz Roja esta labor?, ¿cuál ha sido el mayor estrago que le ha causado la crisis?

R.- Siempre hay que imaginar una cosa y es que si lo sufrimos aquí, en un país desarrollado con posibilidades y protección social, imaginemos lo que está ocurriendo en otros países que ya de por sí estaban en una profunda pobreza. Esa es la primera reflexión que debemos hacer desde aquí. ¿Cómo lo vivimos?. Pues nos preocupa porque hay muchísima gente que está viviendo en la extrema pobreza y nos hemos visto obligados a suspender algunas acciones y programas. Y a nivel más cercano pues vemos que muchas familias están padeciendo los estragos del desempleo, viendo que se destruyen sus pequeños proyectos de vida. Por eso hemos vuelto a retomar programas como el reparto de alimentos en la Unión Europea y el apoyo psicológico dentro de nuestro sistema de protección social.

P.- ¿Tuvo que enseñar muchos dientes para conseguir subvenciones y vías de financiación?

R.- Seguimos llamando la atención y llamamos a la conciencia de la población mundial ya que hemos tenido que cambiar nuestras prioridades. A nivel mundial, guiándonos por los índices de la pobreza extrema, la ayuda alimentaria y la sanidad básica serán lo prioritario. Y en nuestro país nos concentraremos en las personas que se han visto directamente afectadas por la crisis con un fondo de solidaridad interno creado por todas las asambleas territoriales para el desarrollo de nuevos proyectos.

P.- ¿Se posiciona o ha posicionado alguna vez políticamente?

R.- En principio, Cruz Roja no debe posicionarse políticamente hablando, sobre todo, de partidos políticos. En ese aspecto observamos una estricta neutralidad para evitar polémica pero eso no quiere decir que, evidentemente, en aquellos temas que atañen a nuestra misma esencia nos presenciemos, siempre hablando de temas más genéricos. Y como persona, estoy afectado por esta dedicación que tengo desde hace muchos años con lo cual practico esa misma filosofía.

P.- A pesar de que a nivel educativo se ha contemplado una, cada vez mayor, pérdida de valores, ¿es cierto que la acción voluntaria y las oenegés han incrementado su labor hacia el prójimo?

R.- Las dos cosas las persigo. Hablamos mucho de la pérdida de valores y puede ser que nos hayamos metido en un mundo de sociedades occidentales, de opulencia, pero a la vez el número de voluntarios crece en aquellos lugares donde los problemas son más acuciantes. Y ahora vemos que, por ejemplo, a pesar de la crisis, los resultados del Sorteo del Oro en Ceuta muestran que los ingresos han subido, la gente ha ayudado más. Pero también hago una segunda lectura, y que quizás esto se ve menos o se transmite menos a la sociedad o no somos capaces de exteriorizarlo. En el fondo, el sentimiento de generosidad de la gente, de preocupación por los demás, de participar a través del voluntariado, está más presente que nunca.

P.- Ser cooperante y ayudar a los demás, ¿es cada vez más inseguro?

R.- Las organizaciones toman las medidas y precauciones para que los cooperantes estén lo suficientemente protegidos para no tener ningún peligro mayor derivado de la situación de carencia del territorio en el que se esté. Evidentemente, en situaciones más conflictivas, procuramos que las acciones permitan la integridad de las personas de cooperación aunque, como es lógico, algunas veces ocurran cosas. Pero no suele ser la generalidad.

P.- ¿Podríamos hablar de una cifra concreta de cooperantes con los que haya tratado como presidente de Cruz Roja?

R.- Muchísimos, y que quieran cooperar, miles, miles y miles. Pero no todo el mundo puede ir. Además somos partidarios de que la persona que quiera cooperar puede darle un valor añadido a la acción por eso procuramos que las personas que ayudan sean de sus mismos países y para eso es mejor formarlos y darles los medios adecuados. Puedo decir que una de las mayores demandas que tengo es la de cooperantes.

P.- Cruz Roja Española, en el S.XXI, ¿responde a los objetivos fundacionales?, ¿qué nuevos horizontes se abren para la institución?

R.- Creo que sí, y además se adapta a cada momento y circunstancia en cada país y quizás sea eso lo que demuestre que lleva 150 años atendiendo a cada una de las necesidades. Los problemas son diferentes según los retos de la humanidad pero responden a nuestro principio de universalidad. Lo que nos ha enseñado la experiencia es que nadie está exento de que le ocurra una catástrofe y que no distingue a los pobres de los ricos y siempre hemos estado ahí, por eso seguimos respondiendo a nuestros objetivos.

P.- El Sorteo de Oro es la mayor vía de financiación de esta entidad humanitaria, ¿cómo valora la participación ciudadana?, ¿qué se hace para fomentarla?

R.- No tengo los resultados definitivos pero sí ha subido la recaudación con respecto a años anteriores. Y es importante porque en este contexto de crisis es muy positivo que la gente haya respondido y nos haya apoyado más. Esto significa que se está persiguiendo, no el oro, sino el ayudar a esas personas que lo necesitan.
 

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