El acontecimientos que encierra
una de nuestras más viejas tradiciones, me hizo vivir una
jornada inolvidable el pasado día dieciséis festividad de la
Virgen del Carmen. Ver como, un año más, la gente de la mar
o del mar, como ustedes lo prefieran, volvían a rendir
homenaje a la luz y guía de los marineros.
Los actos en honor de la reina de los mares, se iniciaron,
como es habitual y tradicional, porque esto es una
tradición, en la Almadraba, con la misa y la gente del mar
portando sobre sus hombros a su patrona, introduciéndola en
las aguas, entre grito de ¡guapa, guapa, guapa!, mientras se
elevaban al cielo una sevillanas cantada con el corazón.
Pero este año, la tradicional procesión de la reina de los
mares por las aguas del puerto ceutí no ha tenido lugar. Se
ha cambiado el itinerario, introduciendo el “paso” sobre el
cual iba la Virgen del Carmen, por los bajos del Mercado de
Abastos, hasta llegar a la playa de la Ribera y, en ese
lugar introducir de nuevo, a la Virgen en sus aguas.
No hace tanto tiempo, aunque los tiempos hayan cambiado una
barbaridad, en esta festividad que dedican las gentes del
mar a su patrona, los barcos se engalanaban poniendo
innumerables banderas de proa a popa y, para mayor realce,
cuando la reina de los mares surcaba las aguas de nuestro
puerto, todos los barcos surtos en el mismo hacían sonar sus
sirenas. Ya ni ese pequeño homenaje les rinden los barcos a
su patrona.
Quizás por que le falten “pitos” que hacer sonar. Ya se sabe
que con la modernidad, igual esos “pitos” llamados sirenas
han sido cambiados por otros más acordes a la época en la
que vivimos.
No vamos algún tiempos más atrás, y nos encontramos otras
cosas que han ido despareciendo en esta festividad,
auténtica tradición marinera de una tierra inequívocamente
marinera. Entre esas cosas que han desaparecido se
encuentran aquellos concursos en los que participaban los
pescadores, como era la celebre cucaña en cuya punta había,
siempre, una gran regalo para el vencedor.
No hay que irse a tiempos tan lejanos, no hace mucho, se
celebraban dos verbenas después de la procesión de la Virgen
por las calles de la Almadraba, el paseo de las palmeras, no
voy a decir desdoblamiento, porque lo que allí se ha hecho
no es desdoblar y por el puerto. Hoy, esas dos verbenas, sin
que sepamos por qué, no existen. Una se hacía en la propia
barriada y la otra en el puerto de pescadores sito donde se
encuentra, actualmente, el puerto deportivo.
Han sido varios los años que hemos acudidos, como muchos
miles de ceutíes a las dos verbenas disfrutando de unas
maravillosas noches de alegría.
Con el paso del tiempo se han ido perdiendo muchas cosas de
esta festividad marinera, auténtica tradición del pueblo
ceutí, marinero por excelencia. Cosas que no se volverán a
recuperar y que cada vez, con el paso del tiempo irán
desapareciendo más y más de todas nuestras tradiciones.
Pues bien que nadie olvide que, el pueblo que pierde sus
tradiciones, pierde su identidad.
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