La Junta de Personal Docente está en desacuerdo con las
“generalizaciones” que sobre el profesorado ceutí se hacen
en el estudio ‘Explorar y comprender el fracaso escolar en
el contexto multicultural de Ceuta’, elaborado por Rafael
Jiménez Gámez con beca del IEC, pero su secretario general,
Antonio Palomo, coincide con la mayoría de sus propuestas de
mejora del sistema educativo ceutí y atribuye al Ministerio
de Educación buena parte de la responsabilidad de lo
diagnosticado.
El secretario general de la Junta de Personal Docente no
cree que el profesorado ceutí tenga “ganas”, como dice el
profesor de la Facultad de Educación de la Universidad de
Cádiz, Rafael Jiménez Gámez, en el estudio que ha elaborado
sobre el fracaso escolar en Ceuta desde el punto de vista de
la atención a la diversidad multicultural local, informe
cuyas conclusiones dio a conocer anteayer este periódico.
“El profesorado ceutí está desmotivado porque el Ministerio
de Educación no cumple los acuerdos con sus representantes
sino que, al contrario, ha establecido una distancia sideral
con ellos”, advirtió el responsable de Educación de
Comisiones Obreras de Ceuta, que tampoco cree que “más allá
de las excepciones que pueden darse en cualquier colectivo
de este tamaño [en Ceuta trabajan algo más de mil docentes]”
el profesorado local vea lo árabe como “una amenaza para su
profesión”.
“No estoy de acuerdo con algunas de las generalizaciones que
se hacen en el informe ni creo que el trabajo de campo
realizado en dos colegios sea suficiente para establecer
conclusiones generales, pero sí con muchas de las propuestas
de mejora que realiza”, resumió el representante de la Junta
de Personal Docente.
Por ello, Palomo quiso hacer su propio retrato de la
realidad educativa ceutí: “Es completamente cierto que
existe inestabilidad y que es un problema a corregir, pero
también hay que decir que los equipos directivos de los
centros educativos no están ni apoyados ni respaldados; que
el alumnado está repartido en guetos y”, completó, “que la
ratio de estudiantes por aula está en Infantil ya en algunos
casos un 50% por encima del máximo permitido”. “Si a eso le
sumamos el elevado número de niños que no conoce la lengua
vehicular al llegar a las aulas nos podemos imaginar las
dificultades que entraña el ejercicio de nuestra profesión
en Ceuta”.
“Facilidades” para aprender
En cualquier caso, Palomo sí secunda buena parte de las
propuestas de mejora que formula Jiménez Gámez, incluso
algunas de las que en principio pueden parecer más
controvertidas: “Yo también apuesto por el bilingüismo y por
el trilingüismo en las aulas”, apuntó el director del Ortega
y Gasset, donde está implantado el programa del ‘British
Council’, “y porque haya más profesores que conozcan y
dominen el dariya, y por implicar más a las familias en la
educación de sus hijos, pero teniendo en cuenta que quien
tiene un nivel socioeconómico más bajo y, por tanto, otras
prioridades, no puede ser tratado igual que los demás”.
Buena parte de las respuestas a estos problemas cree Palomo
que sólo están en manos de la Administración: “Es evidente
que sería positivo lograr que los licenciados de la Facultad
de Humanidades de origen árabomusulmán encuentren trabajo en
Ceuta, pero también que hay que dar mayores facilidades, sin
imposiciones, para que los docentes puedan adquirir nociones
básicas de la lengua materna de parte de sus alumnos”,
reivindicó Palomo, que también apoya que se estudien
fórmulas para acabar con los ‘colegios-gueto’.
“Sea quien sea el culpable es obvio que la Administración
permite que en el centro, sin que la variable residencia sea
determinante, haya colegios con cerca de un 100% de alumnos
de origen árabo-musulmán y otros con el 100%
cristiano-occidental, y no debería”, opinó el miembro de la
Junta Docente, quien cree que el Ministerio de Educación
sólo apoya “de boca para fuera” una “verdadera política de
inmersión, de introducción de nuevas metodologías de trabajo
y de desarrollo conjunto de todas las lenguas ceutíes, que
es lo que necesitamos”.
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¿Dónde está el origen del fracaso para los profesores?
El estudio de Jiménez Gámez
también presta una especial atención a dónde creen los
profesores que está el origen del fracaso escolar. La
mayoría lo sitúan en la desmotivación del alumnado (78,1%),
la escasa participación colaboración de las familias en los
centros (78,4%) y la existencia de alumnado en las escuelas
de dos o tres culturas (56,7%). Descartan de lleno que las
causas primordiales del fracaso puedan situarse en la
preparación del docente (86,5%) o el funcionamiento escolar
(80,6%). Otros focos de fracaso que se citan son la
existencia de conflictos de convivencia (38,5%) o la
distancia socio-económica entre la población ceutí (37,2%).
El profesorado cree que el alumnado árabo-musulmán fracasa
más (79,1%), presenta mayores problemas de convivencia
(61,1%), dispone de menos recursos (54,8%) y se esfuerza
menos que el alumnado cristiano-occidental (49,6%).
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