En el reparto de la tarta, como es
habitual, la más beneficiada ha sido Cataluña, que se ha
llevado casi un treinta y cinco por ciento de ese reparto,
entre los aplausos de los catalanistas, que no catalanes.
Hay que diferenciar entre el pueblo catalán y sus
empresarios, de esa fauna de catalanistas, en su mayoría
charnegos, que para conseguir votos y poder seguir en el
poder, sólo tienen un discurso con el que engañar a los
bobos de turno; Cataluña es una nación, la independencia de
España y la defensa del catalán. Discurso que explotan al
máximo, porque sin él dejarían de estar en el poder y serían
unos “don nadie”.
Cataluña no puede ser una nación porque jamás la fue, ni
querer adjudicarse Aragón, diciendo que les pertenece, por
la sencilla razón de que Aragón fue un reinado y Cataluña
sólo un condado. Esta es una verdad histórica que nadie la
puede rebatir, por mucho que el Carod y comparsa intenten
cambiar la historia.
Piden la independencia de España, pero a la vez, corren a
pedir ayuda al gobierno central en cuanto algo se les
tuerce. Sucedió con la pañería, cuando los ingleses les
hicieron la competencia, más que correr, volaron a Madrid
para que les solucionara el problema.
Cuando los telares famosos de Cataluña se instalaron en
algunas de sus ciudades, destacando la pañería de Manresa,
fue debido a que el gobierno de aquella época, aún a
sabiendas que la materia prima estaba en Extremadura, donde
debieron instalarse las fabricas, decidieron que se lo
deberían dar a Cataluña. Y es que, sin duda alguna,
Cataluña, a pesar de los lloros de alguna de las faunas de
sus políticos, siempre ha salido más beneficiada que ninguna
región española.
Quizás porque le regimenes gobernante de aquellas épocas,
creyó que inundando, Cataluña, de gallegos, extremeños,
murcianos y andaluces, estos harían cambiar a esa fauna de
catalanistas insaciables que se pasaban el día pidiendo más
y más. Se cometió un gran error, porque esos charnegos
llegados de esas provincias, han pasado a formar parte de
los partidos nacionalistas catalanes, haciéndoles aumentar
su poder.
Y Cataluña con mí admiración al pueblo catalán y a sus
empresarios, que nada tienen que ver con los catalanistas de
medio pelo, saben que deben mucho, a todos los charnegos que
llegaron para con sangre, sudor y lágrimas, ayudar a
levantar esa región española. Porque entre ellos, no sólo
había “paletas” poca monta, sino muchos preparados con
especialidades, que trataban de encontrar una vida mejor y
que, por su preparación, no se sumaron a los catalanistas
manteniendo, ante todo, el cariño a la tierra que les vio
nacer, al mismo tiempo que el respeto a la que le estaba
dando de comer.
Los partidos nacionalistas tienen una gran voracidad y nunca
están conforme con los que se es da, cada vez quieren más y
más, su voracidad no tiene fin, y a pesar de llevarse el
mejor trozo de la tarta, seguirán exigiendo parte de la que
a otros les corresponde sin que, para ellos, exista la
palabra solidaridad con el resto de la regiones españolas.
Pedirán más. Tiempo al tiempo.
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