Las aguas quedaron bendecidas,
como manda la tradición, un año más, por la virgen del Monte
del Carmelo. Una vez más dos cofradías se dividieron para
salir casi al tiempo por cada una de las dos bahías ceutíes
aunque este año con relevantes diferencias. La de la
Cofradía de pescadores esternó recorrido con éxito por las
Palmeras y los bajos del Mercado para salir a la Ribera
seguida de una multitud notable que la siguió hasta las
arenas de la céntrica playa. La Virgen del Carmen que se
cobija en la Iglesia de Africa tuvo un nuevo encuentro y un
relanzamiento de su presencia ante los ceutíes en un formato
novedoso y no por ello menos atractivo.
Siempre es relevante ver a la ciudadanía acudir al contacto
con las tradiciones de su tierra. Y esta es una de las
importantes de Ceuta por ser ciudad de arraigo marinero, de
vocación mediterránea. Pescadores, patrones nauticos y
deportivos, buceadores, profesionales vinculados al mar...
todos de fiesta devota ante el día de la denominada Estrella
de los mares. No faltó, claro está, su salve, ni en su
novedoso recorrido por el centro de la ciudad acompañado de
la Compañía del Mar. Tampoco faltó la sintonía marinera en
una zona ceutí de rancio abolengo marinero. Los barrios
alrededores de la Almadraba, sobre todo la reconocida
barriada 12 de diciembre, vivió con emoción contenida el
paso tradicional de la imagen del Carmen por sus calles, la
misa en las mismísima playa y la entrada al mar de la
parihuela que con forma de embarcación sostiene la excelsa
figura de la Estrella de los Mares. Tanto en una celebración
como en otra los ceutíes acuden en masa [tradición y arraigo
obliga], aunque la peculiaridad y el sentimiento de los
hombres y mujeres del barrio de la Almadraba, absolutamente
unidos para hacer de este día uno de los más grandes de la
ciudad, tiene el objetivo de saludar a María, pero también
recordar y reivindicar que la historia del mar en Ceuta pasa
de manera inevitable por esa barriada que soportó y combatió
aquel Levante del ‘Lobo’ en el que muchos pescadores ceutíes
acabaron entre los brazos azules de las aguas que protege la
Virgen del Carmen.
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