Entre las muchas teorías raras que
tengo, y digo raras, porque para algunos soy lo que ellos
llaman un bicho raro. Pues bien, entre esas teorías, destaco
siempre el gran afecto que me inspiran los niños y los
ancianos, en la creencia de que son el prologo y el epilogo
de una vida, de una historia que se debe contar. Historia
que se inicia en el momento de venir al mundo, y a la que
ponemos el punto final cuando nos marchamos del mismo.
Eso no quita el pensar que, en los tiempos en los que
vivimos y los aires “progresista” que corren, no acierte a
comprender que estamos en otra época y otra forma de vivir,
donde a los niños se les han dado tantos derechos y tan
pocas obligaciones, que han perdido las buenas costumbres
que tenían los niños de mí época, entre ellos el respeto a
los mayores, el respeto y el cariño a sus padres y una buena
parte de algo que se llama educación. Lo que, en ocasiones,
me lleva a criticar el comportamiento de esos niños a los
que tanto afecto les profeso.
No me entra en la cabeza, por muchas vueltas que le doy a la
misma, que un niño por recibir un cachete de sus padres, les
pueda denunciar por malos tratos y buscarle, con esa
denuncia, una auténtica ruina.
Y me pregunto ¿Qué levante la mano, cualquier niño de mí
época, qué no haya recibido un cachete de sus padres?. Un
cachete que dado a su debido tiempo, a servido para
enderezar la desviación que el niño había tomado sobre el
camino escogido, muy diferente al que debía de seguir en su
vida.
No entiendo, por mucho que me lo expliquen, que si un niño
le tira un libro a la cara a su madre y esta le da un
cachete se pueda denunciar, por parte del niño, a la madre y
esta pueda ser condenada por malos tratos al niño
Y me pregunto ¿Si un niño realiza esta acción qué debe hacer
la madre, devolverle el libro y decirle, tíramelo otra vez y
ten cuidado no te vayas a hacer daño en la mano?. Manda…la
cosa.
Hace unos días, dos chicas del centro de cogidas de menores,
Punta Blanca, incendiaron un colchón y a punto estuvo de
suceder una desgracia. Para salvarlas se tuvo que tirar
abajo un tabique.
Imagínense si los cuidadores entran, tratan de cogerlas para
sacarlas y en ese forcejeo, una de las chicas dice que ha
recibido malos tatos de sus cuidadores, la ruina que le
buscan es de aquí te quiero ver, además apoyadas por los
“buenos” de siempre, en esa denuncia a los cuidadores.
Y digo yo, si es qué se puede decir algo, sin que nadie se
moleste, por qué no cogen, cada uno de esos tan ”buenos” y
se llevan a sus casas a uno/a de los chicos/ as de las casas
de acogidas, les cuidan y le dan la educación que ellos
creen se les debe dar.
Si lo hacen, no cabe duda alguna, se acabarían todas las
denuncias, algunas de ellas como se ha demostrado falsas,
pero que le han buscado la ruina a algún cuidador.
Sigo creyendo en mí teoría, a los arbolitos, para que
crezcan derechos desde chiquititos. Quizás, “los buenos”, no
me quieran considerar tan “bueno” como ellos y me llamarán
retrogrado. Me da igual, me siento orgulloso de mi educación
y de los cachetes recibidos.
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