Que tranquilidad encuentra uno,
redoblada después de las fiestas en Pamplona, en su propia
casa y rodeado de su familia. Lo cierto es que uno no está
en edad de emular a los mozos navarros, y de otros confines
terrenales, jugando a las canicas con los toros bravos. Ni
aunque fuera joven correría, por nada del mundo, entre
miuras. A no ser que tenga ansias de suicidarme.
Regresando a la planicie de la vida cotidiana y entrando de
lleno en el vértigo de la vida política actual, removida por
la especulación de la financiación autonómica, encuentra uno
pastos de dónde sacar opiniones varias.
Pero vayamos directamente al grano. Grano de enorme contorno
que se les ha aparecido a los peperos en sus propias
narices.
La sola declaración del responsable de finanzas del PP
acerca de tirar de la manta dentro de su propio partido
aclara muchas dudas sobre la catadura del caradura.
Solo alguien que tenga en sus manos el poder de especular
fraudulentamente es capaz de actuar de esa manera.
Los problemas del tesorero pepero aumentan. No solo los
tiene con la Justicia sino que le van creciendo como enanos
dentro de la sede del partido. Entre tanto Rajoy sigue
pidiendo peras al olmo.
No afirmo, en ningún momento, que el tesorero pepero sea
culpable de algo. Pero atendiendo al popular refrán español
“cuando el río suena…” algo debe haber para que los medios
de comunicación pongan el nombre del tesorero en letras de
molde, los antiguos, o en letras digitales, los modernos,
con demasiada frecuencia.
Vergonzoso es que toda una presidenta de una Comunidad
Autónoma exclame en público que le “pide de rodillas” al
tesorero que cuente lo que sabe, dando a entender que no
tiene nada que ocultar. Semejante humillación no presenta,
ante la opinión pública, una bella estampa.
Toda esa actuación pepera clama a los cuatro vientos que la
especulación, el amiguismo, el enchufe brutal y acaparador,
la prevaricación, etc. es garbanzo cotidiano de ese partido.
¡Que no?, entonces aclárenme las palabras de la alcaldesa de
Valencia, Rita Barberá, acerca de que cuando gobiernen los
peperos se instará a legislar una ley en la que se permitan
los regalos a los políticos gobernantes. Más caradura no
puede haber.
La resistencia del señor Bárcenas a dimitir, la misma que el
presidente de la comunidad valenciana, está poniendo sobre
el tapete de la mesa política el doble juego pepero. Tal vez
tengan muchas cosas comprometidas de manera ilegal que
desean destruir antes de que se descubran.
Esa actitud sólo perjudica, y mucho, a su propio partido.
Que amenace a su propio partido con desvelar detalles de la
boda de la hija de Aznar… ¿pero es que aún no se ha enterado
de que todos los ciudadanos de éste país ya lo sabíamos
desde el día siguiente del evento?... sólo desvela la
auténtica catadura de ese y otros miembros del partido. A la
cabeza está el líder. Ya me dirán Vds.
Ya veremos en qué acaba todo este espectáculo circense. Mas
aún cuando Rajoy no se decide a actuar. Seguro que no lo
hace porque tiene cuentas pendientes con su propio tesorero
y teme que éste lo haga público. Otra razón no consigo
atinarla.
Entre todo ese barullo está la financiación autonómica con
ataque de los políticos peperos incluido. El nuevo modelo de
financiación es lógico, dentro de los problemas económicos
actuales, y a pesar de todo los peperos siguen insistiendo a
la contra. Mal asunto cuando las comunidades dirigidas por
miembros de ese partido la aceptan ciegamente colocando en
una difícil postura a sus líderes.
Los del PP presentan el acuerdo financiero como un mal paso
y el camino por el que transita este partido se volverá,
ineludiblemente, en su contra. No son poseedores,
rotundamente, de la única vara de medir que permita saber el
acierto de su postura.
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