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					Se trata de evitar que se pasen todo el día conectados al 
					ordenador, la Play o el móvil. A los padres no les queda más 
					remedio que buscar un punto intermedio entre lo que quieren 
					los propios padres y lo que demandan los chavales. 
					 
					La posibilidad de que nuestros hijos se conviertan en unos 
					adictos a todo lo que está relacionado con la tecnología es 
					algo que debe preocupar a cualquier padre.  
					 
					La sociedad actual promociona este tipo de actividades y a 
					muchos padres les supera todo lo que tenga que ven con un 
					ordenador, teléfono móvil o videojuegos. Y si hablamos de 
					Internet, la situación es aún mucho más compleja. 
					 
					Según Juan Romero, portavoz de Adicciones Digitales, “no se 
					trata de que pasen todo el día leyendo, porque el verano es 
					una época que permite realizar muchas actividades, pero sí 
					hay que conseguir que no malgasten el tiempo pasando horas y 
					horas frente al ordenador”. 
					 
					Adicciones Digitales es una organización que imparte charlas 
					y conferencias en colegios, empresas e instituciones, 
					dirigidas a padres, profesores, y profesionales para 
					enseñarles cómo se debe hacer un uso razonable y saludable 
					de la tecnología. 
					 
					En esas charlas se tiene en cuenta que en muchas ocasiones 
					trabajan los dos padres por lo que los chavales se pasan el 
					día solos en casa. A veces, incluso a los padres les viene 
					bien que malgasten el día frente la ordenador porque los 
					tienen controlados y no causan problemas. Aunque no todo el 
					mundo opina igual. Juan Romero señala que “no sabemos qué es 
					lo que están haciendo, con quién están chateando o que 
					páginas visitan. Ese control que muchos padres creen que 
					ejercen sobre sus hijos es un mero espejismo”. 
					 
					Ese desconocimiento de lo que hacen los adolescentes frente 
					al ordenador se produce porque “en unas ocasiones no nos 
					preocupamos y otras veces porque no queremos saberlo. Es más 
					cómodo”. 
					 
					¿Qué están haciendo en el ordenador? 
					 
					Pero no cabe duda que los padres deben saber lo que hacen 
					sus hijos, para que puedan poner los medios adecuados en 
					cada momento y evitar que realicen ciertos actos insanos o, 
					incluso, delictivos. Al final se trata de que “hablemos con 
					ellos, les expliquemos las ventajas e inconvenientes de la 
					tecnología y les demos la suficiente libertad para que 
					puedan tomar sus decisiones. Pero siempre bajo nuestra 
					supervisión. Que no confundan libertad con libertinaje. No 
					podemos olvidar que sus padres somos los responsables de su 
					formación”, señala el portavoz de Adicciones Digitales. 
					 
					Es algo que muchos padres no entienden. Y en muchas 
					ocasiones son ellos mismos los que impulsan a sus hijos a 
					pasarse horas frente a estos aparatos para que les dejen en 
					paz. Pero los padres no saben lo que hacen los hijos porque 
					es una situación que les supera. Muchos de ellos se quedaron 
					en la generación del VHS mientras los chavales han nacido 
					con el ordenador como un elemento más de la vida cotidiana. 
					 
					Para el portavoz de Adicciones Digitales, la principal 
					ventaja de la tecnología es que nos hace la vida más fácil, 
					pero también nos la puede amargar si no la utilizamos con 
					sentido común. Probablemente el primer peligro de esta 
					tecnología sea que es muy atractiva y engancha. De la 
					atracción a la adicción hay un paso muy estrecho. Podemos 
					pasarnos horas y horas enganchados sin darnos cuenta de cómo 
					pasa el tiempo. Todo esto provoca un muy poco recomendable 
					aislamiento del mundo real. 
					 
					Juan Romero señala que los chavales pueden conocer muy bien 
					estos temas pero no saben discernir lo bueno de lo 
					divertido, ni el uso del abuso. Y dentro de ese abuso donde 
					todo vale, no podemos olvidar que les van a llegar mensajes 
					de todo tipo del exterior, desde pornografía hasta mensajes 
					racistas, violentos o correos fraudulentos que se hagan 
					pasar por nuestro banco y consigan que les digamos nuestras 
					claves. 
					 
					Pero tampoco se trata de demonizar la tecnología. De hecho, 
					las maquinitas además de entretenerles, les ayudan a 
					conseguir más reflejos, rapidez de decisión, etc., pero su 
					uso debe ser limitado, pues en caso contrario, les produce 
					una gran dependencia, además de evitarles hacer otro tipo de 
					actividades. 
					 
					El portavoz de Adicciones Digitales considera que todo es 
					cuestión de ayudarles a distribuir su tiempo de forma 
					adecuada. 
					 
					“El problema surge porque los hijos saben mucho más de todos 
					estos temas que sus propios padres. Han nacido con la 
					PlaySation, el móvil y el ordenador en sus manos y es algo 
					habitual para ellos. Lo que hay que lograr es que sepan 
					diferenciar entre el uso y el abuso de la tecnología”. O 
					entre el buen y mal uso de la misma. 
					 
					Esa es una de las principales reglas de oro. Pero hay otras 
					muchas, aunque casi todas ellas se podrían resumir en una 
					sola: Utilizar le sentido común. 
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