Fechas atrás estuve leyendo un
artículo de los muchos que le suele dedicar al presidente de
la Federación de Fútbol de Melilla, Diego Martínez,
alguien que firma como Otilio Ridruejo. Firma con la cual
trata de embozarse el autor de esos escritos. Aunque no lo
consigue. Puesto que los melillenses se saben de memoria que
es Juanjo Medina quien persigue con saña tanto al
consejero de deportes y Juventud de la Ciudad, Francisco
Robles, como a Martínez.
Juanjo Medina alcanzó cierta popularidad en Ceuta,
allá cuando la década de los ochenta estaba tocando a su fin
y alboreaban ya los años 90. Porque llamaban la atención sus
escritos incendiarios contra Pedro González Márquez,
Delegado del Gobierno, y su defensa a ultranza de
Francisco Fraiz; la mejor versión de alcalde de carácter
variable, atrabiliario y tonante, nada más afirmarse en la
posesión del poder.
El periodista, melillense él, usaba una prosa descarnada y
violenta contra los adversarios de los intereses que le
habían encomendado defender. Y, claro, llegó un momento en
el cual concitó odios africanos contra su persona. Y los
hubo que decidieron buscarle las vueltas y acabaron por
asestarle golpes morales que le abrieron las carnes en
canal. Y allá que un buen día nos desayunamos con que se
había dado el piro.
A mí, la verdad sea dicha, Medina nunca me cayó mal. Aunque
una noche tuvimos un rifirrafe y yo pequé de
desconsideración hacia él. Desde entonces, nunca más hemos
coincidido en ningún sitio. Pero me consta que trabaja en
una televisión de su pueblo y que además colabora en un
periódico desde el cual clama, sin tomarse el menor respiro,
contra la falta de claridad que hay en las cuentas de la
Federación de Fútbol de Melilla. Y lo hace, como ya digo más
arriba, mediante un nombre falso: Otilio Ridruejo.
Los escritos de Ridruejo o Medina, qué más da, me vienen a
mí la mar de bien. Me son de mucha utilidad para aseverar
que hay medios que predican una cosa aquí y otra en otro
sitio. Es decir, en Melilla se reclama claridad en las
cuentas de la Federación de Fútbol, mientras aquí se trata
por todos los medios de silenciar el mismo problema.
Agravado, además, por una cuestión fundamental: las cuentas
que se piden en Melilla datan de hace pocos años; las de
aquí arrancan desde el paleolítico. Con lo cual las
diferencias son abismales.
La última petición de Ridruejo o Medina, qué más da, al
presidente de la Federación de Fútbol de Melilla, Diego
Martínez, ha sido que desea conocer qué se han hecho con las
subvenciones recibidas por la federación para mantener la
escuela de fútbol. Subvenciones procedentes de la FEF y de
la Ciudad Autónoma.
Pues bien, la postura del periodista melillense, antiguo
conocido, me estimula a mí para volver a las andadas; es
decir, para insistirle al presidente de la Federación de
Fútbol de Ceuta, Antonio García Gaona, sobre la
necesidad que tiene de hacer una auditoría en el organismo
que preside. Una auditoría en la cual se especifique que se
han venido haciendo con las subvenciones desde los tiempos
de Maricastaña. Ya sé que esta petición hará posible que
algunos vuelvan a vomitar impropios contra mí. Y también sé
que los habrá que volverán a tacharme de pesado
incorregible. Pero tengo los mismos derechos que Ridruejo o
Medina -qué más da-. ¿Sí o no?
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