Conocí a Jesús Melgar hace no se
cuánto tiempo. Y es que el tiempo no tiene mayor importancia
que el pasar de los días y esperar la llegada del mañana,
siempre con la idea de conseguir un mañana mejor.
En periodismo el tiempo está limitado a unas décimas de
segundos, pues una noticia que se da como rabiosa
actualidad, en esas décimas de segundo sucede otra que anula
la actualidad de la anterior. Es una lucha sin cuartel entre
el periodista y el tiempo la que, por todos los medios a
nuestro alcance, hay que tratar de vencer. Y aquel que
consigue hacerlo se convierte en maestro de periodismo y
ejemplo, indiscutible a seguir. Jesús Melgar, mi amigo y si
embargo compañero durante muchos años, ha sido unos de esos
pocos periodistas que ha conseguido vencer al tiempo.
Su lucha y el conseguir vencerlo, se llevó a cabo en una
época difícil, donde la imaginación y la inteligencia, a la
hora de dar una noticia, diciendo lo que se quería decir sin
decirlo, era todo un problema.
Álvaro de la Iglesia en su famosa “Codorniz”, decía de ella:
“que era la revista más audaz, para el lector mas
inteligente. Y fue en esa audacia, para el lector más
inteligente en la que, Jesús Melgar, escribió todo sus
artículos.
Después de treinta años sin vernos, por esas cosas que tiene
la vida, nos hemos vuelto a reunir y a rememorar tiempos
lejanos, donde ejercer la profesión de periodista, en una
ciudad como Ceuta, era toda una odisea, levantándote, cada
mañana, con la esperanza de haber acertado en lo escrito.
Unos escritos, donde la intuición llevaba ventaja sobre
cualquier otra cosa.
Fue una época, en la que éramos pocos los que nos
dedicábamos a esta bendita profesión, pero había una unión
entre todos que nos llevó a cimentar una gran amistad. a
pesar de trabajar en medios diferentes.
Hay una cita de Stanley Donen que dice: “Si no se juega en
la vida, no se puede disfrutar de ninguna alegría. El mundo
es un terreno de juego. Hay que jugar y transformar la vida
en un juego. Todo es divertido o debía serlo”.
Jesús, periodista de raza, disfruto de muchas alegrías
jugándose la vida, en diferentes partes de ese terreno de
juego que es el mundo. Transformado su propia vida en un
juego que hizo divertido a su manera.
Lleva ración cuando dice:” el periodista de raza es una
especie en peligro de extinción”. Hoy el periodismo es de
otra forma, se teme participar en el juego de la vida y, de
esa forma, es my difícil disfrutar de ninguna alegría. Pero
mientras existan periodistas de la vieja escuela,
indisciplinados e independientes, disfrutando del juego de
la vida, Jesús, amigo mío, el periodista de raza seguirá
vivo. Tú eres el vivo ejemplo a seguir.
Los periodistas independientes e indisciplinados, que es la
mejor manera de ser disciplinado, son como los viejos
roqueros “nunca mueren”. O aprovechando el título de aquella
novela: “la vieja escuela, como los árboles, moriremos de
pie”. Y tú, Jesús, seguirás rodando con tu inseparable moto
dándote alegrías, Un abrazo.
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