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OPINIÓN - VIERNES, 10 DE JULIO DE 2009

 
OPINIÓN / CARTAS AL DIRECTOR

Elegí a una gran persona

Por Cayetano Cuesta López


Tere, naciste en PUENTE GENIL el año 1937. Comenzó tu vida, rimando con el año, en el mes que los romanos recordaban al dios Jano, que presidía el comienzo de cualquier gran empresa.

Para tu pueblo, fue un regalo de Dios el enviarte para que abrieras los ojos, por primera vez, en esa entrañable tierra cordobesa y, que Jano eligiera tu nacimiento en el mes de sus preferencias, porque presagiaba que el Todopoderoso te adornaría de innumerables virtudes.

Yo, que nací, también el mes preferido de jano, creí al conocerte en sueños, que poseías todas las virtudes presagiadas por el dios romano, y a ti dirigí mi empeño de unir mi destino, atraido por dus dones. Pegué a tu puerta con timidez, porque tenía miedo de romper tanta grandeza y equilibrio. Comprobé que poseías santidad, bondad, honradez, moralidad, prudencia, justicia, fortaleza, paciencia, entereza, moderación, paz, fe, esperanza, caridad, amor humanidad, altruismo, honradez, simpatía, gracia, dulzura y belleza.

Lo único, que no acertó Jano, fue en la cantidad. El medidor lo tuvo desarreglado, o, quizás, haya sido que tu formación religiosa ayudó a superarla. De todas maneras debían de haberse equilibrado más tus posesiones, reduciendo, un poquito más, la dulzura de tu alma y fortaleciendo las carencias físicas de tu noble corazón.

Me diste a lo largo de nuestra vida una perenne lección de ejemplaridad y me hiciste inmensamente feliz. Fuiste el bálsamo que sosegaba mi espíritu. Te he querido , te quiero y te querré siempre. Me acompañarás por todos sitios. No olvidaré nuestros últimos días, que llenaste de paz y alegría mi corazón. ¡Qué audacia tenías para contribuir al engaño! te morías a chorro y sacabas fuerzas de flaquezas para hacerme creer que no pasaba nada. ¡Y pasaron tantas cosas!

Te fuiste en silencio, sin ruido, con la paz de los santos.

No quise verte en tu sueño eterno. Quiero recordarte con tu sonrisa, con tu mirada dulce, con tus mejillas de color fresa, con tus manos entre las mías y con tus labios pegados a mi boca. ¡fue tan feliz en los últimos días de tu vida! que este recuerdo espoleará mi existencia.

¿Qué voy a contarte de los que te conocieron?

No encuentro palabras adecuadas para reflejar el sentimiento hacia ti de los que te conocieron

¡Fuiste Tere, una mujer irrepetible!.

¡Gracias, por la felicidad que me diste!

¡Tengo que aprender a vivir, si puedo, de otra manera!

Te veré, todos los días, en el cielo, porque mis ojos, sin querer, mirarán hacia arriba, buscando la luz que alumbre mi alma. Y me enseñarás a vivir mi nueva vida. Ya tengo mi virgen particular para que me ayude. A ti dirigiré mis rezos, porque mejor mediadora y abogada no encontraré.

¡Y se me olvidaba! ¡Qué gran embajadora fuiste de tu pueblo!

Tus cenizas estarán cerca de nosotros, en lugares sagrados, que hubieras elegido en vida, la mitad en tu querido pueblo y la otra en tu amada Ceuta. Las de aquí, están depositadas en el Columbario de Santa María de África, en el número uno de la cripta de la Iglesia, en la loseta primera de la parte superior izquierda de la figura de nuestra excelsa Patrona.

Me has donado un título que nunca hubiera querido tener. Ahora, que lo tengo es el más sublime que puedo ostentar, porque sentiré la dicha de presumir ¡QUE YO ERA EL MARIDO DE TERE!

¡Cuánto me diste! ¿Cómo pudo ser tanto con tu corazón cansado?

Tu testimonio de vida me dará fuerzas para suplir tu ausencia, y cuando escuches mis plegarias, sonríete, como siempre lo hiciste, que me harás el más feliz de los mortales. ¡Hasta pronto!

FINIS CORONAT OPUS
 

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